No ofreció demasiado el Zenit, pero se encontró con un tesoro envidiable en la primera mitad. El RB Leipzig, atascado en los primeros 45 minutos, no lograba entrar en el partido. Y en esas aprovechó el cuadro de San Petesburgo para golpear primero.
Solo Dzyuba generaba cierto desconcierto en la defensa del equipo alemán. El espigado atacante sí inquietaba en cada acción ofensiva. Pero los rusos no supieron explotar la que, quizás, era su mejor arma ofensiva.
En el segundo tiempo se vio un partido casi distinto. El RB Leipzig encontró muchos más espacios entre líneas, aprovechando las internadas de Sabitzer, Laimer y Forsberg, con Werner con la velocidad necesaria para atacar el espacio.
Y en una de las primeras acciones, llegó el empate. Laimer, tras una buena acción colectiva, finalizó y batió a Kerzhakov para igualar la contienda y elevar la temperatura en el Red Bull Arena.
Un tanto que hizo dudar todavía más al Zenit, incapaz de decidir si guardar el punto o tratar de volver a hacer daño al contragolpe. Y, ante las incógnitas de los rusos, los alemanes sacaron el mazo. Y a lo grande.
La zaga del cuadro de Sergey Semak sufría en cada envío lateral, algo que supo detectar el RB Leipzig. En uno de esos centros la pelota cayó al segundo palo, donde esperaba Sabitzer. El austriaco transformó el estadio en su museo en solo unos segundos. Paró el tiempo. El extremo controló con el pecho y dibujó un golpeo perfecto a la escuadra derecha para confirmar la remontada en diez minutos.
El Zenit, ineficaz durante prácticamente todo el segundo tiempo, vio cómo el cuadro alemán mereció más en los minutos finales. Poulsen desperdició varias oportunidades para que el conjunto local lograra un marcador más amplio.
Al final, con el 2-1, el RB Leipzig alcanzó los seis puntos en el grupo para colocarse líder, mientras que el equipo ruso no pudo sumar y se quedó con cuatro.