Con el inicial 0-1 que había logrado Henderson resultaba difícil pensar en una remontada de los Wolves, pero Raúl Jiménez hizo creer a su equipo y a su afición. Todo era posible con el gol del empate.
Él mismo inició la jugada en el minuto 50 al descargar un balón largo de cara. Fue entonces cuando siguió unos metros y cedió el balón a la derecha, donde esperaba Adama Traoré.
El ex canterano del Barça no se lo pensó dos veces: esperó al momento justo para servir un balón picado y delicioso al propio delantero mexicano, que esperaba en el punto de penalti.
Con Van Dijk en la banda para cerrar el centro y ante un descolocado Joe Gomez, Raúl Jiménez propinó un testarazo prácticamente solo al que no pudo responder Alisson. Golazo. Una lástima para los Wolves que, a seis minutos para el final, apareciese -una vez más- Roberto Firmino.
23 de enero de 2020