El partido no salió nada bien para los suyos, pues cayeron con mucha dureza ante España con un amplio 7-0. También tuvo la mala suerte de sufrir un percance en el área técnica, donde se está alejado de la acción del terreno de juego, que tiene más peligro.
El preparador fue a levantarse y se golpeó la cabeza con el banquillo. Se abrió la testa literalmente y empezó a sangrar mucho. Le atendieron rápidamente para frenar la hemorragia e intentar que la cosa no fuera más aparatosa de lo que ya estaba siendo.
Quedó muy aturdido por el golpe y la pérdida de sangre, así que tuvo que sentarse con la cabeza agachada mientras le aplicaban hielo en el cuello y atendían diligentemente a la herida. Esta acabó cerrándose y se le colocó una gasa para evitar males mayores.
Este tipo de lesiones puede ser muy peligroso, pues afecta a una zona vital del cuerpo. Afortunadamente, no hubo problemas graves y el seleccionador acabó el encuentro manteniéndose en su puesto. Pasó a ser una anécdota más del evento en el Carranza.