Arrancó con brío el Sevilla, en un intento de intimidar al Qarabag, que poco tardó en parapetarse en su campo para esperar su oportunidad al contragolpe. Un guion tran presumible como estudiado por ambos técnicos, que así confeccionaron sus esquemas.
Julen Lopetegui sorprendió tanto con la primera titularidad de Chicharito Hernández como por su apuesta por Alejandro Pozo como carrilero diestro. En un intento de emular a Jesús Navas, el técnico vasco se sacó de la chistera un elemento con el que azuzó la defensa local.
La movilidad del mexicano junto a Munir en la parcela ofensiva tenían en jaque a la zaga azarí, que lograba mantener el cerrojo gracias a la gran actuación de un Begovic que se empeñó en erigirse como el héroe de Bakú con varias intervenciones providenciales.
Sin embargo, el Qarabag se fue armando de valor merced al paso de los minutos y, consciente de la insostenibilidad del plan inicial, decidió dar un paso al frente para coger aire y capear el temporal, al menos, 20 metros más lejos de su portería.
Un acto de valentía que apenas duró unos compases, pero que sirvió a los locales para llegar al descanso con 0-0 en el marcador. Resultado que no hacía justicia para el Sevilla, al mismo tiempo que evidenciaba su falta de colmillo.
El paso por vestuarios sirvió a Julen Lopetegui para reajustar su hoja de ruta y, aunque tuvo que ser a balón parado, el conjunto hispalense abrió la lata con un magistral lanzamiento de Chicharito y dio paso al vendaval. Resquebrajado el muro, el torrente hispalense se coló por las grietas con suma peligrosidad.
Ever Banega, que entró por el mexicano -que se estrenó como goleador en su primera titularidad- filtró en profundidad a Munir para que salvase la salida de Begovic con una excelsa vaselina. Exquisita maniobra del hispano marroquí que echó por tierra cualquier intento de remontada azarí.
Entregada la cuchara, la defensa del Qarabag fue un juguete en manos de un Sevilla henchido por su gran estado de forma y Óliver Torres, con una chilena en semi caída, firmó el 0-3 definitivo. Primer baile del pentacampeón de Europa en Bakú, camino de la ansiada final de Gdansk para recuperar su corona.