La Champions no ha conseguido despistar al Sevilla. Lopetegui tiene a todos sus jugadores metidos al 100% e incluso tras un varapalo importante como el que recibió ante el Borussia de Haaland, el equipo ha mantenido su filosofía en todo momento.
Porque en Pamplona nunca se gana fácil. Osasuna es un equipo muy intenso y que no regala nada en Pamplona. Menos si cabe con la racha que mantenía, dos victorias consecutivas y la oportunidad de dar un golpe sobre la mesa por la permanencia.
Sin embargo, la 'ley Lopetegui' se impuso en El Sadar. Con Fernando como el líder absoluto de la sala de máquinas hispalense y los secundarios muy enchufados, el equipo supo mantener una regularidad durante los 90 minutos y aprovechar sus zarpazos para ganar.
Osasuna comenzó mejor. Era previsible, pues llegaba muy descansado y ante un Sevilla mermado, sin Ocampos ni Acuña. Lopetegui optó por Óliver Torres y Munir, pero el primer susto lo dieron los rojillos, con un testarazo de Oier que se estrelló en el palo. La mejor oportunidad para los de Arrasate.
El resto fue un monólogo del Sevilla, que a base de paciencia y el balón fue ganando protagonismo y territorio. Y esta vez no avisó, directamente golpeó. En un saque de esquina, en el minuto 19, Diego Carlos mandó al fondo de las mallas un buen envío de Joan Jordán. 0-1, lo más difícil estaba hecho.
Sin apretar demasiado el acelerador, el Sevilla nunca dejó que Osasuna se metiera en el partido. Le tuvo embotellado, con una buena presión en su salida de balón, ante la desesperación de Arrasate, que pedía cabeza a los suyos. El juego directo de los navarros no funcionó y la medular se vio superada frente a la versión pluscuamperfecta de Fernando.
Tras el paso por vestuarios, De Jong puso la guinda al triunfo en una jugada que Fernando arrancó con un robo, asistió Munir desde la izquierda y remató el ariete neerlandés, con el permiso de Aridane, que acabó desviando. 0-2 merecido para un Sevilla no brillante en ataque, pero sí impecable en todas las facetas del juego.
El paso de los minutos no cambió nada, aunque sí lo hicieron los cambios. Calleri y Roberto Torres encendieron la maquinaria de un Osasuna dormido. A base de una mayor ración de corazón que cabeza, el conjunto rojillo se asomó al área de Bono, pero sin generar nada más allá que un simple "Uy". El Sevilla ganó, lo hizo sin sufrir en una plaza complicada y demostró que lo del Borussia Dortmund y Haaland fue un accidente, que todavía queda la vuelta...