La Copa del Rey lleva años siendo el gran problema del fútbol español. No contenta a los equipos pequeños, no motiva a los grandes. Pasa en ocasiones desapercibida y solo la gran final engloba la emoción que requiere un torneo histórico. Incluso, en los últimos años los estadios que han albergado el último partido se han visto con miles de asientos vacíos; más allá del conflicto que siempre existe para encontrar fecha y sede.
Como se suele decir, entre todos la mataron y ella sola se murió. No hay solución a la vista, por más que Rubiales haya abogado desde el primer minuto de su mandato por dar un giro de tuerca. Pide el presidente de la RFEF una competición a partido único y con ventaja de campo para el rival más pequeño, entre otras novedades. De momento, nada de nada.
Así, el sorteo de dieciseisavos ha reabierto el debate. ¿Por qué no apostar definitivamente por un formato similar al de la FA Cup o la Copa Francesa? En Inglaterra, por ejemplo, los equipos participantes superan los 700 y solo hace falta reunir unos requisitos mínimos para disputarla. De ahí que en los últimos años, conjuntos 'amateur' hayan podido tener su cuota de protagonismo.
Pagar unos 100 euros de inscripción, contar con instalaciones propias y un césped que al menos sea artificial homologado son algunos de los mínimos requisitos para tener cabida en la FA Cup. Poco más de 80 equipos compiten en España. En Francia, desde las rondas más bajas, hablamos de más de 8.000 clubes.
Este viernes, se han vuelto a hacer virales los vídeos de los vestuarios de equipos de Segunda B o Tercera celebrando los emparejamientos con Madrid, Barça, Atleti o Sevilla. Sin embargo, estos clubes ven el sorteo como una manera de hacer caja, no como una vía para competir y poder escalar más rondas. A doble partido, sus opciones son ínfimas y lo saben.
Sin embargo, la posibilidad de contar con dos encuentros hace que los equipos punteros viajen sin la mayoría de estrellas. El precio de las entradas crece, pero los aficionados quieren ver a los 'cracks' y no a la 'unidad B'. Es la pescadilla que se muerde la cola, es una Copa que sigue fomentando la desazón y no la emoción.