Tuvo tres actos. Para empezar, la actuación de Oasis, que interpretó en directo su "Don't look back in anger". Cuando la canción alcanzó su clímax, entraron los titulares al terreno de juego.
Tras ello sonaron los himnos nacionales y, una vez se sortearon campo y saque, llegó la hora del minuto de silencio. No se convirtió en un minuto de aplausos, sino que se guardó un silencio sepulcral.
Eso sí, a su término rompió a aplaudir todo el Stade de France. Un gran homenaje a los caídos a manos de la barbarie terrorista.