Cuando juega el Tottenham, la mayoría de miradas se centran en el poder rematador de Harry Kane o en la velocidad y habilidad de Dele Alli. Pero hay un hombre que, aunque a veces pasa de puntillas, es el encargado de nutrir de balones de gol al resto de los 'spurs'.
Hablamos de Christian Eriksen, un talentoso danés que ha certificado en White Hart Lane lo que apuntaba en Holanda. "Su talento está ahí, el reconocimiento también, ahora depende de él. Es el típico producto de la escuela danesa", decía el malogrado Johan Cruyff en 2011.
Desde hace un tiempo, Eriksen ha dado un salto cualitativo hasta convertirse en uno de los mediapuntas más diferenciales del fútbol europeo. Su bota derecha es un guante y, además de algún que otro golazo (destaca a balón parado), el danés ha regalado hasta 20 asistencias en 2017.
Dato que le convierte en el mejor pasador del viejo continente en el año natural. A la zaga quedan Neymar y De Bruyne con 15. Así llega Eriksen al Bernabéu, sin hacer ruido pero con números que le ponen el cartel de amenaza evidente.