Parecía el trato que satisfaría a todos, pero está siendo todo lo contrario. En el aniversario del último gol de Gareth Bale como jugador del Real Madrid toca repasar lo que ha supuesto para el galés su, por ahora frustrada, vuelta al Tottenham.
Hablar de triple fiasco no es exagerado. Porque no está cumpliendo las expectativas ni del Madrid, ni del Tottenham ni a buen seguro las suyas propias. Así lo entiende el diario 'AS'.
Empecemos por él mismo. Bale se fue al Tottenham, suponemos, para tener los minutos que no iba a tener en el Real Madrid. Aunque pareciera cómodo jugueteando en la grada y cobrando una millonada por entrenar cinco días a la semana, lo cierto es que es difícil creer que un profesional, en la cúspide de su carrera, se conforme con tan poco.
Y no los está teniendo. Mourinho no le saca jugo apenas. En media temporada solo ha disputado 12 encuentros, habiendo sido titular en siete de ellos. Cuatro han sido en la Premier, y seis, en la Europa League, la única competición de peso en la que ha tenido relevancia.
En total, 623 minutos en lo que va de curso, una mínima parte de lo esperado y apenas la mitad de los que sumó el año pasado en el Madrid. Y eso que dio la sensación de no haber jugado nada de nada.
Pero lo cierto es que solo ha sido citado para 18 encuentros, y no le hemos visto jugar en los partidos clave. Fue suplente ante West Ham y Leicester, y ni jugó ante City, Chelsea o Arsenal.
Sus rivales en la Europa League han sido Ludogorets, Royal Antwerp y LASK Linz, y tampoco es que firmara exhibiciones ante ellos. Quizá por eso Mou ha decidido prescindir de él en cuanto ha tenido oportunidad.
Eso nos lleva al segundo fiasco, el de convertirse en un jugdor determinante para el Tottenham. Era lo que los 'spurs' querían con su vuelta, pero pasado el 'hype' de los primeros días la realidad cayó sobre White Hart Lane como una losa.
Volvió Bale, pero el Bale de los últimos meses en el Madrid, no el Bale que se marchó de Londres en 2013. La ilusión ha desaparecido poco a poco, y cada vez hay menos esperanza en que vuelva a su mejor nivel.
Y eso repercute directamente en el Real Madrid. Cedió a Bale con un objetivo: que se revalorizara. Y no lo está haciendo. Ni parece que vaya a hacerlo. Tres goles ha sido toda su aportación por el momento.
La posibilidad de vender al galés al término de esta temporada por un buen precio se complica. Ni el Tottenham parece interesado en quedarse con él, ni hay otro club dispuesto a pagar lo que los blancos quieren por él.
Es como si hubiera entrado en un punto de no retorno, y 'spurs' y 'merengues' solo pudieran ver a cámara lenta el accidente que va a ser el final de temporada para Bale.