A Ousmane Dembélé le acompaña el estigma de chico despistado, que llega tarde a los entrenamientos. Cosas de la juventud, posiblemente. El francés, en el envite ante el Getafe, volvió a demostrarlo.
Porque para esa cita no estaba convocado. Dembélé se recupera de su enésima lesión en el Barcelona, con la expectativa de alcanzar en plenitud de condiciones la próxima final de Copa del Rey, ante el Valencia.
Por ello, no debía sentarse en el banquillo frente al conjunto de Bordalás. Sin embargo, antes de arrancar el partido, Dembélé apareció por el túnel de vestuarios. Se sentó entre Semedo y Aleñá... y nadie se dio cuenta.
Finalmente, alguien del cuerpo técnico o de la plantilla reparó en que ahí no podía estar sentado, por lo que rápidamente el extremo encontró acomodo en la grada.
15 de mayo de 2019