Estando tan cerca de la orilla, resulta fácil confundir mala fortuna y justicia poética. Porque las lágrimas azulonas en el Camp Nou eran botes de alegría en Mestalla. Los de Bordalás, la sorpresa de la competición, resbalaron el día menos apropiado. Todo lo contrario que el equipo 'che', que completó su asalto a la cuarta plaza para dar la dentellada más oportuna.
Para más inri, con remontada incluida. El Alavés vino dispuesto a fastidiar la tarde, algo que consiguió a los 12 minutos. Un córner propio acabó en uno ajeno. Y si Santi Mina no remató el suyo, tampoco pudo sujetar a Ximo Navarro en su remate al primer palo.
Con Mestalla semivacío y los puntos de la herida del Arsenal más que frescos, el panorama invitaba a la depresión. Pero el Valencia no se salió de su traje de Champions. Así se había escrito su segunda vuelta y así tenía que finalizar.
En apenas cinco minutos, como los grandes, Carlos Soler y Santi Mina le dieron la vuelta a la tortilla. El canterano se aprovechó del error de Rubén Duarte en el corte para encontrar un camino entre las piernas de Pacheco; Santi Mina sobrevoló el espacio aéreo del Alavés sin que lo vieran desde la torre de control vitoriana.
Los nubarrones se fueron, los de Abelardo se preguntaban dónde estaba su cartera. El resto de resultados se daba para los 'ches' y se amotinaban contra los visitantes.
Llegadas sin disparos
El paso por el descanso fue más bien por la gasolinera en el caso del Alavés. Sus jugadores salieron decididos a cambiar el escenario. Y por fe y empuje no fue; pero es que pesó mucho más su imposibilidad de mirar a Jaume Doménech.
El Valencia, por su parte, dosificaba sus piernas y la bofetada anímica de la Europa League. Con eso le bastaba para subsistir. Hasta que entró Gameiro, que trajo un pan bajo el brazo a los pocos minutos de entrar.
Gayá, imponente toda la tarde corriendo su banda, dibujó una rosquita perfecta. Gameiro no era el más alto en el área pequeña, pero sí el más listo. Cabeceó picado y superó a un Pacheco sorprendió.
El choque ya había muerto virtualmente ante la falta de puntería de los 'babazorros', aunque el 3-1 hizo inerte cualquier amenaza zombie. Mestalla, tres días antes hundida, recuperó la sonrisa de un sueño que parecía imposible pero que emergió por la gran reacción de la segunda vuelta y la carambola que hacía falta en el Camp Nou.