Si, en este nuevo y atractivo formato de Copa del Rey, hubiera repesca, la Peña Deportiva estaría entre los favoritos para volver al ruedo. Cayó con honor, obligando al Valladolid a sufrir de lo lindo, en su feudo. El Pucela se clasificó a octavos tras 120 minutos de una entrenida contienda.
Dos de los cuatro goles blanquivioletas fueron de penalti. El equipo se apoyó en los errores defensivos de su rival para las dianas que, aunque parecía que iban a valer para dejar el duelo sentenciado, le dieron un toque extra de picante a la prórroga. Los de Santa Eulalia pudieron empatar perfectamente.
De hecho, cuando el marcador era de 1-2, Antonio López tuvo una clara ocasión de mandar la bola al fondo de la red en el área contraria, pero le dio al palo. Roque Mesa, poco después, firmó el doblete y dejó los deberes hechos para que Óscar Plano les pusiera el lacito.
Antes de este suspense en la prórroga, a la que hubo que recurrir porque el encuentro iba 1-1 cuando terminaron los 90 minutos reglamentarios, se dio una contienda muy entretenida e igualada. La Peña Deportiva, de hecho, se puso por delante antes del primer cuarto de hora con gol de Andrada a pase de Colau -acabaría expulsado el asistente por protestar-. Las tablas las hizo Míchel desde los once metros.
El Valladolid entró en calor poco a poco hasta tirar de esa efectividad que marca la diferencia entre un equipo de Primera y uno de Segunda B. La alta presencia en el área que custodiaba Fran fue una de las claves por las que el ataque pucelano cosechó dos penas máximas.
Habría venido mucho mejor que estas muestras de calidad hubieran valido para vencer antes de que se recurriera a la media hora extra. Los de Sergio afrontarán la cita liguera con el Elche con bastantes minutos acumulados y la sensación de que, de no ver la tarjeta roja Colau, podría haber habido sospresa en Ibiza.