Dos equipos con necesidades compartidas finalmente se repartieron el botín; el Athletic se va con una amargura mayor porque durante muchos minutos se vio por delante en el marcador. El Pucela frustró a San Mamés y le pone justicia a lo visto.
El disputado en San Mamés fue un partido algo soso en el que destacó el golazo de Iñaki Williams, un búfalo que a la media hora quebró la igualdad del luminoso con una jugada regada de potencia y técnica a partes iguales. El autogol de Íñigo hizo que el gol de Iñaki valiera parcialmente.
El Athletic fue creciendo con el paso de los minutos, se hizo con la pelota y el ritmo. Raúl García tuvo la primera ocasión clara al cuarto de hora y Masip la abortó. Los de Garitano salieron con las ideas claras e intenciones ofensivas.
El Valladolid esperó a su zarpazo y casi lo da primero tras un mal control de Yeray, escapada de Ünal y parada de Unai Simón en el mano a mano. El delantero turco pegó al muñeco.
Este intercambio se desniveló con el gol de Iñaki en el minuto 33 en su acción más destacada. Salisu, Kiko Olivas y Masip aún lo están buscando. Uno de los goles del fin de semana y que define bien el nivel y rendimiento del punta rojiblanco.
El Athletic echó el freno tras el descanso, y de tanto contemporizar se encontró con el empate en forma de jugada desafortunada en contra. Nacho centró, Unai no blocó, Íñigo no logró despejar y el balón acabó en la red del cojunto de Garitano.
El Pucela intentó dormir el partido, y aun así resopló en el 89 gracias a un paradón de Masip, que evitó el gol de Muniain cuando parecía que se colaba en la escuadra.
Tras este empate, cuarto partido del Athletic sin ganar pero sigue, con 13 puntos, a uno de la zona europa; 11 tiene un Valladolid que no termina de encontrar una racha ganadora que le aleje de los puestos de peligro.