Pasaron muchas cosas en la primera parte en el Real Sociedad-Rijeka. Tanto que fue el conjunto croata el que acabó dando la sorpresa con un gol que puso conra las cuerdas a los de Imanol.
El árbitro llegó a pitar un penalti surrealista que, de haberse lanzado, habría recorrido el mundo entero por cómo fue. En un saque de córner, el balón dio en la mano de un jugador el árbitro entendió que fue penalti.
Los jugadores de la Real se lo comieron, también los del Rijeka. El colegiado entendió que un defensa levantó la mano y golpeó la pelota, pero en la repetición se observó que había sido Isak.
Por mano del delantero señaló los once metros. Y no, no había VAR. Cuando ya se iba a lanzar la pena máxima, el árbitro se fue para el juez de área y comenzó a dialogar sobre lo ocurrido.
Al poco, se dirigió al punto de penalti, lo anuló y pitó un bote neutral, por lo que se corrigió a sí mismo.