El VAR ha mejorado la vida en la Liga, pero no es perfecto. Básicamente, porque en situaciones muy dusosas al final sigue siendo la interpretación del árbitro la que tiene la última palabra. El pasado fin de semana quedó claro. Sobre todo, a Levante y Real Madrid.
Los valencianos se marcharon del Wanda Metropolitano bastante enfadados con el penalti que supuso su derrota. Una mano de Vukcevic involuntaria, cuando estaba en el suelo y de espaldas, aunque cortó la trayectoria del esférico, indignó a Paco López y los suyos en cuanto a la interpretación de la nueva normal.
De hecho, el Levante no solo anunció que pediría explicaciones por lo ocurrido, sino que hubo una charla entre su presidente, Quico Catalán, y Velasco Carballo, jefe del estamento arbitral, al respecto.
Los 'granotas' perdieron por 1-0 en el Wanda Metropolitano. Al Real Madrid el tanto de Canales, inicialmente señalado como fuera de juego, luego corregido por el VAR, posteriormente visto en televisión como un fuera de juego milimétrico, le supuso el 1-1, aunque tuvo la suerte de que luego Ceballos lo dejó en anécdota con su tanto.
Eso sí, en el Madrid lamentan dos jornadas consecutivas sin suerte con el VAR, ya que ante la Real Sociedad acabaron muy enfadados por la dirección de Melero López desde el VOR, especialmente con una caída de Vinicius dentro del área que podría haber cambiado el signo del partido.
Eso sí, al término de la primera vuelta, siguen siendo Huesca y Girona los que han visto intervenir más veces el videoarbitraje en sus encuentros.