Desde el club, según informaron fuentes de la entidad, se debe decidir cómo actuar con estos jugadores. Aunque algunos de ellos llegaron con un solo año de contrato y con una cláusula de renovación inmediata en el caso de lograr el ascenso de categoría.
En algunos casos, los jugadores tenían estipulado en su contratos una cláusula en la que una presencia continuada con el primer equipo suponía una mejora en sus condiciones, como le sucedió a jugadores como Pau Francisco Torres, Manu Morlanes, Ramiro Guerra, Dani Raba, Leo Suárez o Samu Chukwece.
Estos jugadores son los que Calleja quiere que alternen con el primer equipo, por lo que un ascenso lo hacía ideal, aunque al haberse quedado sin ascenso se deberá adoptar una decisión con ellos.
Una opción es que sigan con ficha del B, entrenen con el primer equipo y ya sea el técnico el que decida qué hacer, por lo que solo unas ofertas de nivel en calidad de cesión podrían abrir la opción a un préstamo del jugador a otro club.
La situación se complica en casos como los de Ander Cantero, Quintillà, Roger Riera, Miguelón, Imanol García o Dalmau. Jugadores que no están en la dinámica del primer equipo, pero seguir en Segunda B parece un paso atrás en su carrera.
Varios de ellos tienen claro que deben salir, ya que cuentan con ofertas para dejar el club, y parece complicado poder mantenerlos en Segunda División B un año más sin la seguridad de trabajar con el primer equipo.
Por último, está un tercer grupo de jugadores, el grupo más joven. La mayoría de ellos deberá ser el núcleo y la base del filial para la próxima campaña.