El Atlético y el Villarreal se vieron las caras en La Cerámica con mucho en juego. Desde la tercera plaza hasta dar otro paso hacia los puestos europeos, pero todo se quedó en un intento en el que no ganó nadie.
El Atlético fue capaz nuevamente de lo mejor y de lo peor. Comenzó el partido demasiado atrás y Simeone volvió a dejar en el banquillo a Joao Félix. Koke también se sentó en el banco a la espera de ver cómo salía la apuesta del entrenador argentino.
No dieron una buena imagen, ya que se vio a un equipo intermitente y dejó la sensación de que con los jugadores que tiene puede dar mucho, mucho más. Ahí está la asignatura pendiente del Cholo. Demasiada calidad y poco juego contundente.
Correa sacó su varita rápido. Conece muy bien el juego de Rulli y se la formó a su compatriota. Robó un balón en el centro del campo, golpeó de primeras y desde más de 50 metros perforó la red. Ese ángel que aparece siempre.
Después llegó el apagón rojiblanco. El Villarreal dio un paso hacia adelante. Comenzó con un remate al palo de Alberto Moreno y Gerard Moreno la tuvo de tacón antes de un verdadero lío con el VAR.
El balón dio en la mano de Lemar, el árbitro señaló penalti y Oblak, curiosamente, se lo paró a Gerard Moreno. Por detrás llegó Parejo para rematar el rechace y desde la sala le avisaron de que fuera a ver la jugada al monitor.
Por una mano, el trencilla decidió negarle el empate al Villarreal y eso hizo echar más leña al fuego, sobre todo si Oblak hace ese tipo de regalos. Lo que fue una férrea defensa rojiblanco ahora es más bien un algodón de azúcar.
A Oblak se le escapó un centro al área pequeña y el rechace le fue favorable a Pau Torres, que prácticamente tuvo que empujarla. Todo eso ocurrió en media hora.
El Atlético desapareció y sufrió muchísimo hasta el descanso. Gerard Moreno quiso jugársela con una jugada maradoniana y se quedó sin espacio en lo que fue la mejor jugada del tramo final de un primer tiempo ajetreado.
Acabó resistiendo el Atleti
Tras salir de los vestuarios no cambió nada hasta que el Atético recibió el tanto de la remontada del Villarreal. Alberto Moreno se coló entre Felipe y Mario Hermoso para batir a Oblak por debajo de sus piernas y cerrar la jugada casi en boca de gol.
Eso fue lo que hizo reaccionar a Simeone, que sacó a Koke, Joao Félix y Vrsaljko, cambió el esquema y dibujó otro Atlético. Dio con la tecla el técnico argentino, que pasó de hacer un Atlético pálido y decaído a un equipo fuerte, con querencia y con capacidad para darle la vuelta al marcador de nuevo.
Y casi lo hizo. Kondogbia logró el empate al aprovechar otro rechace con el que sorprendió a Rulli porque no fue un disparo de lo más complicado de resolver. Lemar tuvo el tercero en los mejores minutos del Atlético hasta que volvió a desinflarse.
Kondogbia se marchó expulsado y el Villarreal fue el que dio de nuevo un paso hacia adelante, pero ya no hubo tiempo para más. El Atlético ofreció varias caras y el Villarreal cayó en esa bipolaridad para pactar un reparto de puntos en La Cerámica.