El Villarreal ganó con suficiencia a un Celta que sacó la bandera blanca muy pronto. Hay que hacer mucha memoria para recordar ocasiones del conjunto gallego. Prácticamente hay que tirar de ingenio. Una incursión de Pione Sisto por la derecha y poco más. Paren de contar.
Muy diferente al bagaje local. Porque el conjunto castellonense abrió la lata en el minuto 8 por medio de Soriano y no dejó de apretar el acelerador hasta que sentenció el choque. Trigueros detectó el desmarque de Soriano y el italiano batió a Sergio Álvarez en el corazón del área.
No necesitaba ventajas el Villarreal, pero el portero celtiña le regaló un balón a Soriano y el jugador del Villarreal convirtió este presente en un golazo gracias a un balón precisamente colocado a la escuadra gallega. Sergio se fijó demasiado en Ter Stegen hace dos semanas.
Si no llegó antes el tercero fue porque a los jugadores amarillos les faltó algo de tino frente a la meta de Sergio. Pero Bakambu olió la sangre y finiquitó una contra muy bien hilada. El Villarreal, un huracán; el Celta, un muro de papel.
La segunda parte, puro trámite
En el minuto 48, por si fuera poco, el propio Celta engordó la cuenta del Villarreal, ya que Wass metió un gol en la portería equivocada tras un córner. Tras el 4-0, Villarreal y Celta se dedicaron a ver pasar los minutos.
Fruto de la impotencia, los jugadores de Berizzo abusaron del juego duro en algunas acciones. Sergi Gómez incluso acabó en la calle. Trigueros, a pocos segundos del final, empaquetó el 5-0. Muy poco Celta para un buen Villarreal.