Quiso dominar el Villarreal desde el inicio, asumiendo el protagonismo con personalidad hasta que Córdoba aprovechó un desajuste defensivo para arruinar todas las buenas intenciones iniciales del conjunto local.
Desbaratado el plan de su rival, el Athletic de Bilbao comenzó a imponer su ritmo vertigionoso, subiendo las revoluciones a un nivel inalcanzable para los de Calleja, desdibujados y sobrepasados en todas las líneas.
Tras el gol del delantero vasco, el susto. Pablo Fornals se desplomó sobre el césped de La Cerámica, tras sufrir un presíncope motivado, a priori según fuentes del club, por una bajada de glucosa.
Intento reaccionar el Villarreal, pero la tibieza de su pundonor echaba en falta los argumentos que rezumaba el cuadro rojiblanco, henchido de orgullo y confianza para lograr tres puntos vitales para soñar con Europa.
En plena crisis de identidad y juego local, emergió, como siempre, Sergio Asenjo. El guardameta 'amarillo' agrandó su leyenda, coleccionando intervenciones providenciales para mantener de pie a un equipo noqueado desde el inicio.
Firmó el segundo Iñaki Williams tras la reanudación, invitando, quizá demasiado pronto, al optimismo a la hinchada rojiblanca, que empezó a temblar con el zarpazo de Carlos Bacca de cara a la recta final del encuentro.
Sin embargo, el destino tuvo el mejor final feliz que podían haber deseado los 'leones' de Lezama. Iker Muniain, que reaparecía tras seis meses lesionado por una grave lesión de rodilla, firmó el tercero para cerrar el partido.
Exhibición física del Athletic de Bilbao para sumarse, aunque sea con gran deventaja, a la carrera por la Europa League, objetivo inicial para una temporada en la que hubo que mirar hacia abajo soñando con los puestos de arriba.