El Atlético de Madrid se mudó a un estadio mucho mejor en todos los conceptos salvo uno: el ambiente. El Wanda Metropolitano lleva, por su disposición, a una frialdad que nunca existía en el Vicente Calderón. Sin embargo, puede que haya empezar a cambiar esa sensación.
Porque la afición llevó en volandas a los suyos en la victoria contra los alemanes en la Champions. Y rugieron como no se había visto este año para imantar la remontada ante el Athletic.
"El Metropolitano apareció cuando tenía que aparecer. Este estadio es tremendo, tremendo", comentó preso de la euforia Diego Simeone al término del 3-2 del pasado sábado.
Hacen falta más partidos como ese para que el Atlético de Madrid cada vez vaya sintiendo más como un hogar caliente el estadio multifuncional que ha sustituido la magia del Manzanares.