Empate justo y sobrio en La Romareda

Justo y sobrio empate en La Romareda entre el Real Zaragoza y el Sporting de Gijón en la jornada 36 de Segunda División. Sin sobresaltos, sin jugadas estelares menos por una acrobacia de Djuka, cada equipo sumó un punto que sirve para asentarse donde ya estaba después de un cara a cara interesante aunque no lo bendijera ningún gol.

La propuesta rojiblanca fluctuó y tomó varias formas. Su mejor arma, como en la mayoría de sus compromisos esta temporada, fueron las contras. Djuka se encargó de explotarlas cuando detectaba espacios entre Peybernes y Francés. Puso a prueba a Mariño con remates de todo tipo -incluida una tijera- y se quedó con las ganas.

En lo colectivo, los de David Gallego trataron de calibrar, como su rival, el pulso del encuentro para adaptarse a una presión baja que garantizara salidas rápidas a la contra o enarbolar posesiones largas, pacientes. La solidez atrás de Babin y Borja López, pilares para sostener estos experimentos ofensivos.

No en vano tuvo el Zaragoza bastantes más dificultades para plantarse ante Mariño que las que sufrió el Sporting para hacer lo propio frente a Cristian Álvarez. La frontal asturiana se convirtió en una lanzadera de zapatazos que impactaban en los cuerpos de los zagueros o ensuciaban los guantes de Cristian.

Para tratar de agrietar esta línea, los de JIM se apoyaron en los puñales que tienen por laterales con el objetivo de surtir de balones colgados a Álex Alegría. El delantero, insistente y siempre una referencia, tampoco encontró la manera de alterar el marcador cuando los centrales contrarios le dejaban algún espacio.

Ni siquiera Iván Azón, que ha pasado de canterano poco conocido a diferencial como revulsivo, pudo romper la monotonía de un partido que terminó en 'cerocerazo'. Los 'blanquillos' permanecen lejos de la frontera del descenso y los rojiblancos arriesgan su quinta plaza, descubierta al Rayo.