"Estoy convencido de que en treinta años habrá jugadores chinos brillando en las grandes ligas europeas. Estamos ante un gran desafío. Además, queremos que nuestra selección se convierta en una habitual en los Mundiales y que tenga suficiente competitividad como para lograr algún título", ha confesado el alemán.
El fútbol chino estaba un momento prehistórico. Era complicado incluso generar una competición de menores. "Antes era casi imposible organizar competiciones con muchos partidos debido a la inmensidad geográfica de este país. Ahora se organizan pequeños torneos regionales que tienen más del doble de encuentros que antes. Poder jugar partidos es fundamental para los jugadores en formación", explica Pezzaiuoli.
Para mejorar la cantera es necesario expandirse. Pezzaiuoli lo sabe y por eso considera vital salir a torneos extranjeros. "Los jugadores jóvenes necesitan aprender, y eso sólo es posible viajando a otros países para participar en competiciones como el Campeonato Juvenil, donde tendremos la oportunidad de presentarnos al mundo. Hace un año que disputamos torneos en el extranjero y hemos sufrido derrotas que, aunque sea por las malas, sirven para aprender y para acumular mucha experiencia".
"En cualquier caso, China debe mantener su propia identidad. No puede limitarse a copiar el modelo del fútbol de élite alemán o italiano, sino que debe conservar su cultura y sólo de forma puntual recurrir a influencias de otros países para enriquecerse", ha terminado el entrenador.