El ahora jugador del Granada está absolutamente centrado, pero no siempre fue así. El ejemplo más claro, su etapa en el Real Madrid. "Era un niñato. Había jugadores como Figo, Zidane o Raúl que eran muy profesionales, pero yo miraba a otros, seguí lo que no tenía que haber seguido...", dijo al rotativo británico.
En cierto modo, la fama se le subió a la cabeza. "Tienes que ser responsable por ti mismo, saber lo que está bien y lo que no, dónde están los límites. Yo salía pensando que era más grande que Beckham. No estaba mentalmente preparado, es duro", echó la vista atrás.
Pero las cosas no se pueden cambiar, solo queda aprender de lo vivido. "Me hubiera gustado tener la oportunidad de jugar en ese Real Madrid al 100%, ahora miro atrás y pienso que era un niñato. Alguien debía haberme cogido y haberme dado una bofetada", lamentó.
Su estado físico tampoco era el mejor precisamente. "Pesaba siete kilos más que ahora, veo fotos y me avergüenza. No me cuidaba, comía muchísimo. Ahora veo fotos y pienso que cómo iba a jugar con los 'Galácticos' con ese estado de forma", continuó.
Y no solo la comida le pasó factura: "Si me dabas una copa de vino, me la bebía, y si estábamos hablando y a gusto, me tomaba otra. Con 17 o 18 años, si alguien decía de salir a beber algo a la una de la mañana, yo era el primero que estaba listo para salir".
La vida cambió, afortunadamente, cuando su padre decidió vivir en la misma ciudad que Soldado. "El Madrid llamó a mis padres, él se cogió una excedencia, se mudó y me puso límites. Yo me fui a vivir con un amigo, fui más consciente. Ahí conocí a mi mujer y todo se asentó. Sabía que había ido demasiado lejos, me pasé de la raya", confesó.
Soldado quiso dar las gracias a su familia por el apoyo... y por haberle devuelto al camino correcto. "Gracias a mis padres y a mi mujer. Hicieron un buen trabajo", concluyó.