Todo lo que no mostraron los hombres de Escribá en el debut ante el Real Madrid, lo dejaron para la visita 'che' a Balaídos. El equipo vigués fue mejor y justo vencedor del partido, aunque en ciertos tramos también llegó a verse en peligro.
Hubo solo un factor, pero muy importante, que determinó el partido: la regularidad. Si bien el Celta mostró su mejor cara en todo momento -solo falta de puntería de cara a puerta-, el Valencia pasó por etapas y etapas, dejando al descubierto sus defectos a la vez que presentaba, en menor medida, sus virtudes.
Con el sabor de boca agridulce del estreno liguero en Balaídos, el Celta saltó al campo con decisión y sin ansiedad. Fue importante quitarse la presion y jugar de tú a tú. El Valencia intenso en un primer momento, fue un rival molesto, pero comenzó a diluirse demasiado pronto.
Antes de que llegara la guerra previa al descanso, Iago Aspas ya avisaba y Denis Suárez se gustaba retomando la mejor versión de sí mismo. El gol llegó tras una gran triangulación de ambos que cerró Gabriel Fernández de espuela. Un tanto bonito a la vez que efectivo.
Al gol lo sucedió un momento que hizo grande al Valencia. Los 'che', con el agua hasta el cuello, tuvieron un descanso obligado tras un amago de lesión de Gabriel Paulista y ese tiempo les sirvió para aclarar ideas en los últimos diez minutos de la primera mitad. Wass tuvo la más clara con un remate al larguero.
La segunda mitad fue un calco de la primera, pero sin el momento de lucidez del Valencia. Aspas trató de pasar de cerebro a matador, pero pese a su notable inspiración en ataque, no pudo sonreír en los últimos metros, en parte por falta de suerte y en mayor medida, por el partidazo de Cillessen.
El guardameta 'che' cuajó una segunda parte espectacular. Privó de goles casi cantados a Gabriel, Aspas, y Denis Suárez... en dos ocasiones a este último. El meta holandés cerró el partido tapándole un penalti a su ex compañero en el Barcelona, pero sin poder hacer nada para evitar que los tres puntos se quedaran en Balaídos.