No deben de estar siendo los mejores minutos de la trayectoria profesional de Ménder García, que tuvo en sus botas la posibilidad de poner por delante a Once Caldas a diez minutos del final.
El destino, no obstante, estaba escrito para los hombres de Osorio y el técnico 'verdolaga' fue protagonista dando entrada al hombre del partido.
El urugayo Pablo Ceppelini entró al campo como si se tratase de un día más en la oficina, pero salió del mismo a hombros de su compañeros tras anotar el gol de la victoria.
El encuentro cambió de guion en varias ocasiones a lo largo de los 90 minutos, pero el 'Blanco Blanco' estaba siendo superior en la segunda mitad.
El equipo local logró reponerse gracias al apoyo del estadio Palogrande e incluso pudo llevarse el choque. Justicia, se llegó a pensar en Manizales con la señalización del penalti. Una desagradable sorpresa.
Sin muchas ocasiones, los goles llegaron al comienzo de cada tiempo. Vladimir Hernández, de lo mejor del choque en el plano individual, aprovechó un fallo de alevines de la zaga local para adelantar al 'Verdolaga' en apenas dos minutos.
El golpeo en largo desde la zaga de Nacional botó en las narices de Correa y Nazarit, que se vieron totalmente desprotegidos ante la agilidad del '16', que no desaprovechó el regalo.
Tino Acosta cogió inmediatamente las riendas del partido y Osorio disfrutó desde la banda de momentos de buen fútbol. Pero esa finura se disolvió en cuanto Once Caldas se quitó las esposas y empezó a presionar en bando contrario.
La dinámica del choque varió, si bien el dominio visitante mutó a momentos de caos en la medular y de mucha imprecisión en las zonas cercanas a las áreas, que gozaron de poco protagonismo.
La vuelta del recreo vino marcada por el empate de García, héroe y villano. El pase de Carbonero al espacio invitó al '9' a no fallar, tirando de la clásica 'picadita' para sobrepasar a Cuadrado.
La iniciativa, entonces, pasó al bando de Hubert Bodhert, que tuvo los tres puntos -de nuevo- en las botas de su delantero. Él provocó el penalti, él lo tiró y él lo erró, después de que la pelota tocase el larguero y se marchase al cielo de Manizales.
Fue entonces cuando, en una jugada tolalmente aislada, Ceppelini exprimió la esencia de su dorsal para reventar el encuentro con un golazo. La pelota salió desde más allá de la media luna, colándose por el arco de Ortiz después de marcarse una bonita parábola.
Un tutorial de cómo salvar los muebles del entrenador en su debut. Tres puntos y vuelta a Medellín, pero con la sensación de que todavía queda mucho por trabajar.