Si Messi esturnoda, tiembla 'Can Barça'. Refleja como nadie lo que es ahora mismo el equipo de Luis Enrique: humillado en Europa, con pocas opciones en Liga y encomendado a la Copa del Rey como gran clavo ardiendo del curso.
La no celebración de Messi evidencia un estado de ánimo tan depresivo como el fútbol desplegado por el conjunto azulgrana ante el Leganés. Pese al triunfo, nada que celebrar. Lejos del Barcelona imperial de otros tiempos.
Messi ha pasado de festejar los goles como un animal a ni siquiera mover un músculo. En Mestalla, a finales de octubre y con toda la Liga por delante, el argentino parecía comerse la grada valencianista tras anotar también 'in extremis' el penalti del triunfo. Ante el Leganés ni sonrió.
La foto que ilustra este texto exhibe la diferencia de ánimo entre un instante y otro. Y no han pasado ni siquiera cuatro meses. Messi no es feliz futbolísticamente. No juega con alegría alguna. El Barça sufre sin su gran bastión. Y aun así le dio para hacer dos goles.
Alrededor del 'crack' rosarino hay un elevado ruido debido a que su futuro no está resuelto. Desde el club azulgrana no paran de decir que son pacientes y que todo va bien, pero Messi no habla. Lo hacen su fútbol y sus gestos. Y, como se comprobó ante el Leganés, ambos han perdido la sonrisa.