El ciudadano, de Río de Janeiro en la actualidad, señaló que un amigo suyo le invitó a asistir al partido, ya que es un fanático del deporte rey: "No podía negar la invitación y desperdiciar la oportunidad de vivir una experiencia histórica".
El banquero cogió el metro para ir al estadio, cuando un hombre lo paró para preguntarle si era argentino: "Con los gestos respondí que no. No quería hablar para que por el acento me confundieran con un argentino".
Tras mantener una pequeña discusión, el hombre, con un cerveza en la mano, le dijo: "Tú acento te entrega". Tras pronunciar estas palabras, le pegó una patada y comenzó la brutal paliza.
"Luego me pararon seis hinchas, me rodearon haciendo la misma pregunta. Saqué del bolsillo mi cédula de identidad brasileña de extranjero, mostrando que era español y no argentino", relató.
"Intenté explicarles que solamente quería realizar el sueño de cualquier fanático del fútbol. La frase más repetida era 'no soy argentino'. Ellos, sin embargo, ya eran más de seis y todos me pegaban patadas y golpes y empujones", espetó.
Al final, tuvo la suerte de que varios policías y ciudadanos acudieron en su ayuda: "Vi acercarse a un hombre alto, rubio y con barba, que empezó a ayudarme a salir de las agresiones. Luego llegaron dos policías que lograron apartar a los agresores".
El banquero español concluyó su relato con esta conclusión: "Pude percibir que las agresiones que recibí no fueron conducidas sólo por un grupo de fanáticos, sino por bandas organizadas. No se puede culpar a toda una hinchada de un club por la conducta de una minoría que afecta a familia".