El Valencia se gastó diez millones en un central pensando que sería una referencia de futuro y una gran inversión. Sin embargo, no ha parado de devaluarse desde su llegada. Sus malas actuaciones le condenaron a salir cedido a Brasil, donde tuvo una vivencia que le persigue.
Hace unos días, el propio zaguero relató lo ocurrido frente a Cruzeiro en un partido liguero que amenazaba con tener importantes consecuencias. Se anotó un gol de propia puerta para luego cometer un penalti que supuso la derrota de Vitória y que lo dejaba casi abocado al descenso. Un descenso consumado este pasado domingo tras empatar sin goles con Gremio.
"Es difícil hablar. La gente lucha, intenta hacer las cosas correctas, pero acabé penalizado por el gol contra, por el penalti. Salgo de aquí con una tristeza muy grande. Debo pedir perdón a mis compañeros y a los aficionados. Es el peor día de mi vida en el fútbol", confesó amargamente.
Este mes de diciembre acaba la cesión de Santos en Brasil, por lo que debería regresar a la disciplina del Valencia, aunque se le buscará nuevo destino.