Ha pasado mucho tiempo desde que dos de las canteras históricamente más potentes se jugaran la corona europea. España no llegaba a la final desde 2010 y Portugal desde 2003.
Será la cuarta ocasión en la que ambos equipos disputarán el título tanto de categoría sub'16 como sub'17 (a partir de 2001). En 1988 la roja se proclamó campeona al ganar en los penaltis (4-2) tras acabar el partido a cero en el estadio de Vallecas, y en 1995 y 2002 los lusos vencieron por 2-0 en Bruselas y 2-1 en Viseu.
Pese al tiempo que han estado fuera de la lucha por los títulos, son las dos selecciones que dominan el historial en este auténtico vivero de futuras estrellas. España suma ocho títulos y Portugal acumula cinco.
Tanto para llegar a Azerbaiyán como en esta fase final, el camino de Portugal ha sido mucho más autoritario que el de España, que incluso tuvo que esperar varios días para saber si se clasificaba como uno de los mejores segundos tras acabar segunda en el grupo de la ronda elite disputado en Bélgica.
Los lusos, aunque superaron la primera fase como segundos empatados con Inglaterra, han tenido una andadura espectacular. No han perdido ni un solo partido, ni en la ronda elite ni en esta fase final.
El cuadro que dirige Helio Sousa ha sido la auténtica sensación en Bakú. Ha ganado con claridad todos los partidos menos el 0-0 que firmó ante Bélgica en la última jornada de la fase de grupos.
Ha marcado nada menos que catorce goles y no ha encajado ninguno. Números de gran favorito al título. Tiene en Jose Gomes al máximo artillero del torneo, un delantero de físico espectacular y grandes maneras que no solo es un jugador de área, sino que es hábil con el balón en los pies y cuando la ocasión lo requiere retrasa su posición para servir incluso de enlace.
Gomes es la punta de lanza de un equipo tremendo, que ha arrollado a casi todos los rivales y que llega a la final lanzado en pos de reverdecer laureles.
A España no solo le costó llegar a Bakú. La fase final no está siendo nada fácil, pero el cuadro de Santi Denia ha dado la cara y ha sabido solventar los momentos difíciles que ha tenido.
Arrancó con victoria ante Holanda -cayó en semifinales frente a Portugal- (0-2), igualó con Serbia (1-1) y venció con apuros a Italia (5-2). Luego no lo tuvo nada fácil en cuartos ante Inglaterra (1-0) y en semifinales necesitó remontar un gol adverso ante Alemania para ganar por 2-1 y acceder a la final.
Están, por lo tanto, los pupilos de Santi Denia demostrando personalidad y capacidad de sufrimiento, sin obviar sus cualidades y su estilo de fútbol combinativo. Jordi Mboula está siendo una de las figuras junto a Abel Ruiz, Fran García y el capitán, Manu Morlanes.
Tendrán, como no podía ser de otra forma en la final, la prueba más exigente, más dura. Portugal lo ha demostrado con resultados, juego y despliegue físico.
Pero los españoles, reforzados moralmente tras la reacción ante los germanos, intentarán jugar sus bazas y revertir los pronósticos, como hicieron para obtener su último título Thiago Alcantara y compañía, que destrozaron por 4-0 a la todopoderosa Francia, a la que intentarán relevar en el palmarés de este Europeo.
Pese a esas dudas y problemas, España está invicta también en este Europeo, en el que ha ganado todos los partidos menos el segundo, en el que empató ante Serbia. No ha sido un camino nada sencillo a la vista de los nombres que ha dejado atrás: Holanda (2-0), Italia (4-2), Inglaterra (1-0) y Alemania (2-1).
Por ello, porque ha sabido manejarse, achicar aguas en los momentos más tempestuosos y creer, España reta al favorito portugués.