Hemos pasado de un posible 1-0 a un 0-2 gracias a la última innovación de la FIFA, el videoarbitraje. Infantino lo quiere a pleno rendimiento en el Mundial del año que viene, y parece que esta prueba de fuego la ha superado con creces.
Ya no es el experimento de bombero que vimos en el Mundial de Clubes. Las decisiones han sido rápidas y sin polémica. Quizá quite emoción, pero imparte justicia.
Pero centrémonos por un momento en el partido. La primera parte ha tenido tres fases claras: un inicio fulgurante de Francia, una recuperación total de España, y el renacer final de los galos.
España sufrió al principio y al final. De hecho, de no haber sido por De Gea primero, y por Piqué después, los de Lopetegui podrían haberse ido perfectamente con un 2-0 al descanso.
Pero 'la Roja' se recompuso y se adueñó del balón. Pedro y Carvajal atormentaron a Rabiot y Kurzawa por la banda, e Iniesta tuvo en sus botas las dos ocasiones más claras de la primera parte para España.
Tras el descanso, Francia salió de nuevo como un torbellino, y Deschamps cambió a Rabiot por Bakayoko. La consigna era clara, el del PSG tenía amarilla y estaba siendo superado una y otra vez. Mejor alguien más sólido y con mejor remate de cabeza.
Y así llegó el gol de Francia, un gol que el videoarbitraje anuló. Robo de Jallet en tierra de nadie, centro bombeado al segundo palo para Tolisso, y éste asistió de cabeza a un Griezmann que, igualmente de cabeza, batió a De Gea.
El árbitro dio gol, el linier no subió la bandera. Pero a Felix Zwayer le llegó el aviso por el auricular. Se estaba revisando. Estuvo de acuerdo en que se hiciera. Y el árbitro de vídeo detectó que hubo fuera de juego.
El gol quedó anulado. Francia recibió un duro revés, y España entró en erupción con los cambios. Se fueron Isco e Iniesta, entraron Silva y Thiago.
Poco después Francia sentó a Mbappé, quien tuvo mejores intenciones que acierto, y metió más centímetros con Giroud. Lopetegui metio a Deulofeu por Pedro y eso terminó por cambiar el partido.
Porque en la primera que tuvo el actual extremo del Milan, forzó un penalti de Koscielny. Un penalti que Silva convirtió sin ponerse nervioso.
Diez minutos más tarde suyo sería el gol de la puntilla para Francia. Jugada coral de España, iniciada por Busquets, que culminó Alba con un pase raso al corazón del área. Morata lo dejó pasar y Deulofeu batió a placer a Lloris.
El juez de línea había levantado el banderín, sin embargo. El árbitro alemán recurrió al videoarbitraje de nuevo, y tras unos segundos de suspense, señaló el círculo central.
Hoy ha ganado España, pero también ha ganado el fútbol moderno, el fútbol ayudado de la tecnología, el fútbol del futuro, aunque quizá sea el del presente.