Las dos caras del Atlético decepcionaron en el Martínez Valero. La primera, dinámica y atrevida, por su clamorosa falta de pegada. El 0-1 al descanso resultó escaso a tenor de las ocasiones, sobre todo de Vietto, en la primera mitad. La segunda, por su indolencia ante un Elche que se vino arriba ante las concesiones de un rival que creyó suficiente la ventaja obtenida.
El Atlético de Simeone sigue con su particular retorno al pragmatismo. Al 1-0 y a casa, al arriesgar lo mínimo sacando el máximo rédito posible. Filosofía que llevaron a este equipo a cotas inimaginables, pero que vienen intentando pulir durante estos dos últimos años.
Pero los intentos acaban en nada tras los primeros malos resultados. La exigencia apremia y el río de este Atlético de Simeone siempre acaba volviendo a su cauce. El de la segunda mitad del Martínez Valero. El que dejó claro que este equipo no está para rotaciones, que el plan B se le desmonta y que hay jugadores superados por la situación.
Lo de Vietto roza el estudio clínico. Ni rastro del futbolista. A secas. Ya no es que no se vea al goleador o al delantero rompedor entre líneas y de buen desmarque, pero desafortunado cara a puerta. No. Sólo queda un chico temeroso, superado por la camiseta y la exigencia de convencer a un entrenador que le ha sellado el billete de salida para enero.
Torres se va agotando, pero aún tiene algunos retales que te permiten volver a creer. Como intenta volver a creer en sí mismo este Atlético que se fue derrotado del Martínez Valero. Porque para un grande empatar ante un Segunda B sabe a derrota. Porque eso obliga a Simeone a salir al Metropolitano sin muchas tonterías para mantener viva la Copa.
Lolo Plá castigó la inoperancia rojiblanca
El Elche, con sus virtudes y defectos, le apretó las tuercas al Atlético en la segunda mitad, después de haber sobrevivido a la Primera. Gaitán pareció más, como Thomas, que se llevó un buen golito a casa. Pero Vietto y Torres siguen peleados con el gol.
Y entre fallo y fallo, sobre todo del argentino, se fue desmoronando el Atlético, bien presionado por un Elche que encontró el premio del empate en un penalti transformado por Lolo Plà.
A partir del 1-1, más errores de Vietto y alguna intentona de Torres. Tuvo que acudir Simeone a Saúl, premiado por su gente en un partido emotivo para el ilicitano. Pero era tarde. El Atlético estaba bloqueado por su propia ineficacia.
Simeone sabe que toca sobrevivir hasta enero como se pueda. Pero de Elche se lleva la lectura de que tendrá que hacerlo sin un fondo de armario operativo. Y que no podrá tontear en la vuelta. Con lo que eso supone... Al menos la Copa le dio una alegría a un Elche castigado por los despachos últimamente. Hay mimbres para volver a Segunda.