Boca tiene claro a lo que juega. Este es uno de los grandes méritos de Miguel Ángel Russo. El conjunto 'xeneize' parecía perdido y ahora ha logrado una identidad propia.
Todos los partidos tienen el mismo guion. No es que a Boca le cueste entrar al campo, es que juega con el rival. Espera a que salga para luego golpearle en el momento que más duele.
El conjunto argentino ha hecho propio un estilo de juego de aguante. Durante los primeros 15 minutos de juego DIM dominó y tuvo algunas de las mejores ocasiones, pero no llegó a concretar.
Y eso es lo que tiene Boca, que en el momento en el que se le deja respirar con media burbuja de aire comienza a golpear una y otra vez. Una vez que cae el primero, ya no paran.
En unos partidos puede tardar más en llegar y en otros puede tardar menos, pero pasa. En esta ocasión sucedió cuando se había cumplido el minuto 35 de juego y Salvio aprovechó el único error de la zaga para cabecear a gol.
A punto estuvo fastidiarse el plan de Russo, por suerte para él, el colegiado le perdonó la expulsión a Tévez por un codazo a un rival. A partir de ese momento, DIM se vino abajo.
El conjunto colombiano dejó de tener incidencia en el juego y ni el paso los vestuarios lo arreglo. Fabra y Buffarini hacían lo que querían por ambas bandas y llegaban hasta línea de fondo en todas las jugadas.
Al final, entre tanto acercamiento, fue Salvio el que puso la tranquilidad de nuevo llegando desde atrás y ocupando un hueco que estaba vacío. Ni siquiera la lesión de Tévez frenó el vendaval.
No lo detuvo porque en su lugar entró Reynoso y de su bota derecha sacó un zurdazo que se coló tras pegar el poste de Marmolejo. Un bellísimo tanto para cerrar un partido completísimo de Boca.
Con este triunfo Boca recupera la senda de la victoria tras el tropiezo en Caracas de la primera jornada. DIM sigue con su casillero de puntos a cero y se complica su pase de ronda.