Triunfos como este son los que dan campeonatos. River demostró saber sufrir y sumó tres puntos de oro. Central Córdoba fue un rival digno, pero no supo aprovechar su ventaja numérica.
El partido se le puso de cara al modesto club de Santiago del Estero antes del minuto 15. Porque a Paulo Díaz le saltó el relé y agredió a un rival que previamente le había dado un golpecito en la cabeza a traición cuando fue a presionarle.
Pitana lo vio y le expulsó sin mediar advertencia. El zaguero chileno comprometió el partido, pero sus compañeros se pusieron el mono de trabajo y sacaron adelante el encuentro a pesar de su ausencia.
Central Córdoba, que había salido mucho más metido en el partido que River, no aflojó, pero en ningún momento llegó a maniatar a su rival. En ningún momento pareció estar jugando con uno más.
River afrontó el revés con madurez, sin precipitación, sin caer en provocaciones. Los chicos de Gallardo sí pecaron de algo. Quisieron sacar adelante el partido por la vía rápida, buscando descaradamente que les pitasen un penalti. Penalti que Pitana no concedió en ningún momento.
Los de Gallardo aguantaron el chaparrón cuando tocó, y buscaron ponerse en ventaja a balón parado o a la contra. Y lo lograron al filo del descanso, en el último suspiro del alargue.
Suárez, quien firmó un partido más que notable, hizo un desmarque que rompió a la defensa rival. Se zafó de su marcador y puso el balón al segundo palo, para la llegada de Borré, quien no sin complicarse acabó introduciéndolo en las redes.
El gol fue un revés para Central Córdoba. El conjunto visitante salió, pese a todo, con energías renovadas tras el descanso, y de nuevo comenzó avasallanado a su rival. Fueron valientes los de Coleoni, pero no tuvieron premio.
El segundo tiempo fue una sucesión de ocasiones de River para matar el partido, pero los 'millonarios' no fueron capaces de hacerlo. Los minutos pasaban y los nervios empezaban a incomodar a los locales.
River llegó a estrellar el balón por dos veces contra la madera. En ambas fue Suárez quien se topó con los postes, siendo la primera vez la que más cerca estuvo de hacer el gol que diese tranquilidad a River. Pero su hermosa vaselina, culminación del enésimo contragolpe, se estrelló en el travesaño.
Se le hizo muy largo el segundo tiempo a River. Gallardo metió veteranía con Ponzio y Pinola, y fue otro ilustre veterano, Scocco, quien en el último suspiro demostró que, a sus 34 años, sigue estando hecho un chaval.
El gol del triunfo fue una obra maestra. Scocco, marcado por dos rivales, se zafó de uno y dejó al otro por los suelos con un autopase por encima de su cabeza. Encaró a Diego Rodríguez, le amagó, se abrió y marcó a placer el tan ansiado gol de la tranquilidad.
River se mantiene en cabeza, y pone a Boca entre la espada y la pared. El 'Xeneize' está obligado a ganar a Talleres si no quiere descolgarse peligrosamente de la lucha por el campeonato, máxime tras el pinchazo de Argentinos Juniors.