Justo cuando más arreciaban las críticas por su pésimo desempeño en la presente temporada en la Premier League, el Manchester United de Mourinho encontró el toque y la suerte en su fútbol.
Los 'red devils' desarbolaron a un Fulham que llegaba al choque revitalizado por la mano de Claudio Ranieri, pero que fue incapaz de plantar cara.
Los de José Mourinho pronto controlaron el encuentro y a los 13 minutos ya ganaban por 1-0 después de una espectacular jugada individual de Ashley Young que incluyó un caño y un fantástico derechazo a la escuadra de Sergio Rico.
El 2-0 llegó poco después. Lo firmó Mata después de una nueva acción ofensiva de un hiperactivo Marcus Rashford. Todavía antes del descanso, Lukaku pondría fin a su sequía en Old Trafford y empujaría a portería vacía el 3-0 tras una acción de Mata en la que el español parecía estar en fuera de juego. Era su primer tanto en el templo del United después de más de 250 días.
Ya en la segunda mitad, los londinenses pusieron el 3-1 de penalti y parecieron meterse en el partido en el minuto 67 después de que Kamara engañara a De Gea.
Pero nada más lejos de la realidad. En la siguiente jugada, Zambo entró con dureza a Rashford y dejó al Fulham con uno menos tras ver la segunda amarilla.
Fue el estoque definitivo para un conjunto que encajaría el 4-1 definitivo en el 82' por mediación de Rashford.
Un choque que permite poner fin a las dudas en los 'red devils', pero que también aumenta la polémica que rodea al equipo, pues el francés Paul Pogba se quedó en el banquillo sin disputar ni un minuto.