El triunfo que más se hizo esperar fue el del cuadro castellonense que, tras empatar a cero ante el Barça, se vio abocado a una tanda de 32 penaltis, la más larga de la historia del trofeo.
Villareal y Barcelona mostraron mucha tensión en los inicios del encuentro y mucho respeto por el rival que derivó en miedo a cometer errores.
Apenas hubo oportunidades en la primera mitad, únicamente un disparo de Gregorio Medina que desvió Alejandro Marcos en una brillante intervención.
Tras el descanso, la tónica del partido apenas varió con ese ritmo lento desplegado por ambos conjuntos y un Barça que dominaba la posesión, pero sin generar ocasiones de peligro.
Pasado el minuto diez de la segunda mitad, el Villarreal volvió a tener otra buena aproximación en las botas de Ahn June, pero de nuevo Alejandro Marcos se interpuso entre el balón y la portería y salvo el gol del conjunto de Pablo Godoy.
A falta de poco más de cinco minutos y con los penaltis en el horizonte, el equipo de Quique Álvarez probó suerte desde lejos en un par de ocasiones por medio de Lucas De Vega, pero ambos disparos desde la frontal salieron desviados a la derecha de la portería de Marc Vidal.
En la última acción del tiempo reglamentario, el Villarreal tuvo la oportunidad más clara del encuentro, pero Víctor Narro no consiguió conectar con el balón y el esférico se paseo por delante de la meta de Baño dando paso a la esa tanda eterna desde los once metros que le dio el título al conjunto castellonense.
Los penaltis fueron también los que decidieron el triunfo entre de los cadetes, esta vez para proclamar campeón al Espanyol, vencedor de una final que fue a su vez un derbi del que el Barcelona salió derrotado tras haber empatado (1-1) en los minutos finales un partido que se le había puesto en contra.
Ansu falló las oportunidades de las que dispuso durante el tiempo reglamentario y los blanquiazules, conscientes de que su arma era el contragolpe, se adelantaron a un minuto del descanso.
La insistencia azulgrana en la reanudación tuvo recompensa en el tanto del empate de Iván Bravo, aunque la fortuna se puso del lado perico en los penaltis.
En categoría infantil, el Barcelona repitió victoria (3-1) por segundo año consecutivo después de una final emocionante ante el Celta de Vigo, equipo revelación del torneo.
En este partido, el marcador estuvo siempre del lado azulgrana, que se adelantó cuando apenas habían transcurrido dos minutos de juego al aprovechar Farnos un buen centro desde la banda izquierda del lateral zurdo Baldé para fusilar al portero Brais Rodríguez.
El Celta, que había demostrado su gran calidad a lo largo del torneo, no dio su brazo a torcer y, en el minuto doce, consiguió el empate con un gran gol de Hugo Sotelo, que culminó a la perfección su propia acción individual.
Mamadou, en el minuto catorce, adelantó por segunda vez a los de Carles Martínez al obtener el máximo premio de un pase a la espalda de la defensa de Fermín.
Pocos minutos después, Simons recogió un rechace en el interior del área para poner el tercero y dejar las cosas muy de cara para el Barça.
En el segundo tiempo ,el Celta dio un paso al frente y los jugadores de Álex Otero encerraron al rival en su propia área, pero la zaga azulgrana demostró la suficiente solvencia como para mantenerse inquebrantable y firmar la victoria final.
El MIC despide así una edición histórica con epicentro en Lloret de Mar gracias a la participación de 284 equipos, el estreno de la modalidad de baloncesto y la consolidación de la categoría femenina y de la Integra.