Victoria clara, además. Desde muy temprano los vascos se pusieron por delante en el marcador, gracias al tanto de Asier Illarramendi.
Sassi empató el encuentro al cuarto de hora de juego, pero fue un espejismo. Sólo tardó cuatro minutos Euskadi en volver a ponerse por delante, gracias a Aritz Aduriz, cuyo hambre goleador está garantizado vista la camiseta que vista.
La puntilla se la dio a los tunecinos Mikel Oyarzabal al filo del descanso. Euskadi fue netamente superior, por nombre y por juego, y Túnez lo pagó casi en cada llegada.
La segunda mitad tuvo mucho menos ritmo que la primera y el partido fue perdiendo fuelle por minutos. Poco importaba, el espectáculo estaba dado y la victoria, en el bolsillo.