Que el duelo ha sido una montaña rusa lo puede rubricar a la perfección Hassen, guardameta tunecino, quien, a los 19 minutos de parar un penalti, protagonizó uno de los errores más graves del torneo.
La Copa África ya tiene una selección finalista. Senegal no fue mejor en líneas generales, aunque en la primera mitad salió más metida y consiguió generar bastantes oportunidades en los pies de Sabaly y Mané.
De hecho, Sabaly fue el que puso en peligro la meta tunecina con un derechazo directo a la escuadra que solo pudo repeler el palo. Mané, a portería vacía y tras regatear al portero, tampoco pudo estrenar el electrónico.
El descanso vino mejor a Tunez, que salió con otro aire tras la reanudación. Khenissi y Sassi gozaron de dos ocasiones clarísimas frente a Gomis, pero el gol se hizo de rogar durante el tiempo reglamentario.
Y es que ni desde los once metros se pudo acabar con la maldición goleadora. Primero, Sassi tiró muy flojo, centrado y directo a las manos de Gomis. Luego fue Saivet el que prolongó el desconcierto.
La prórroga puso más nerviosos a unos jugadores que llegaron bastante justos en la materia física. Finalmente, lo que no pudo desequilibrar la calidad de los futbolistas, lo hizo el error humano de Hassen en un balón parado que finalmente rebotó en Bronn.
Todavía hubo tiempo para que el colegiado señalara otra pena máxima por mano, pero esta era claramente involuntaria y fue anulada tras revisar el VAR. Senegal está en la final, Túnez se queda con la miel en los labios.