Siempre ha sido uno de esos futbolistas temperamentales y que juega al límite cada acción de un partido. Odiado por muchos y querido por otros, no deja indiferente a nadie.
"Es muy violento en el campo, pone en riesgo la integridad de los rivales, entra muy fuerte", agregó Casagrande en su entrevista a 'GloboEsporte'.
"Puede lesionar a los adversarios de gravedad. Aparte de todo esto, me gustaría que estuviera en mi equipo", completó el ex futbolista.