De cabeza, en el área, poco antes de cumplirse los primeros 20 minutos de partido. Y de penalti, en el punto fatídico, con el tiempo cumplido y una tanda sumergida en la muerte súbita. David García disparó. Fernando paró. Inicio y final casi calcados con permiso del definitivo gol de Carvalho. El Almería certificó su pase a cuartos de final de la Copa del Rey cobrándose otra víctima de Primera, esta vez Osasuna.
Los 'indálicos' venían de protagonizar un encuentro eléctrico frente al Alavés en el torneo español del 'k.o.'. De la 'manita' a los vitorianos se pasó al yermo de los Juegos del Mediterráneo. Un encuentro equilibrado y con alternativas fue de más a menos abrigada en una atmósfera tibia que, si bien procuró ocasiones, careció de goles.
Cada equipo jugó sus cartas. Los navarros, aunque echaron de menos que Rubén García se supiera más presente en el campo, se apoyaron en la gran actuación de David García para mostrarse sólidos atrás y punzantes arriba. El central entraba en escena para cortar balones o para dirigirlos, sin premio, a la meta de Fernando.
Este, como carta de presentación, sacó un testarazo del defensa y otro de Enric Gallego uno detrás del otro, ambos en sendos saques de esquina. La manopla que exhibió el cancerbero sería lo más cercano a las redes que palparía la pelota hasta el minuto 120.
Y es que, aparte de este par de ocasiones claras, Osasuna tenía la mirilla torcida. Enric Gallego conquistaba tantos balones aéreos como cueros mandaba por encima de la portería. La entrada de Calleri para la prórroga renovó los cartuchos y el arsenal del equipo, pero el problema de la precisión fue perpetuo. Hasta de chilena probó suerte el argentino sin culminar.
El Almería, valiente, bravo, sabedor de que venía de 'cargarse' a un Primera y de que no había ningún motivo por el que no creer en reeditar esta gesta, ofreció una propuesta ofensiva más variada. No por ello fue más efectiva: a los andaluces les costó más plantarse con peligro ante Juan Pérez.
En lo que Villar habitaba el área con la caña lista, Appiah ponía una intermitente chispa por su banda y Lazo o Corpas, cuando entró, picaban desde la frontal con zapatazos, ya fuera de falta o para finalizar jugadas. Nada servía y, poco a poco, las llegadas de peligro fueron disipándose.
Por físico, por entidad, quizá por orgullo, Osasuna mandó cuando el cansancio conquistaba el verde y los músculos de los futbolistas. Lucas Torró y Roncaglia vivieron esto últimos en sus propias carnes y tuvieron que marcharse del campo antes de tiempo. Pero quien más sufría era Arrasate, testigo en primera línea de que le iba a tocar jugársela en la tanda de penaltis.
Y por mística, por calidad, quizá porque debía ser suyo, el Almería se hizo con el pase a los cuartos de final. El círculo lo cerraron quienes lo abrieron, Fernando y David García. El primero paró, el segundo se desesperó, Carvalho no perdonó y a los grandes que quedan en pie les tocará lidiar con el temor a que un Segunda haga estallar la sorpresa entre los ocho finalistas.