Romarinho, nacido en Barcelona hace 24 años, se formó como futbolista en la cantera de Vasco da Gama, pero no logró dar el salto al primer equipo.
Porque en el fútbol, el nombre no lo es todo, y el joven Romarinho arrastraba una losa demasiado pesada, el gran legado de su padre.
Empezó a peregrinar por clubes de segunda y tercera categoría, un viaje que incluso le llevó a probar fortuna en el fútbol japonés, como tantos otros compatriotas hicieran en los años 80 y 90.
Volvió a Brasil, y tras firmar una excepcional temporada en el Tupi en la Serie C, Figueirense se ha fijado en él. Se incorporará a partir del 1 de enero, cuando abra el mercado de fichajes.