¿Se puede remontar un resultado adverso en cuestión de tres minutos con un gol de sobra? Sí. México lo demostró en su duelo amistoso contra Corea del Sur en Austria. Los del Tata Martino compensaron con su furia el mal encuentro en defensa que estaban realizando.
El técnico activó a su equipo con varios cambios y este respondió a las mil maravillas. La vuelta a la tortilla comenzó en el minuto 67, cuando Raúl Jiménez mandó a la red un gran pase de Pineda, al que le vino antes la bola de Luis Rodríguez. El lateral había robado cerca del área rival.
El asistente fue el mismo en la segunda diana, que fue obra de Antuna. Recibió un balón entre líneas y tiró de su excelsa calidad para superar al guardameta rival. Tocó la bola con la puntera de la bota y logró superarle por encima. Fue un gesto precioso que valió por el 2-1.
Pero la cosa no iba a quedar ahí. Prácticamente en la siguiente jugada, Salcedo cazó un balón que estaba botando en el área y lo transformó con una volea de derechas tremenda. Nada pudo hacer Gu Sung-Yun, que completó, en líneas generales, una buena actuación.