Fútbol y circo van cada vez más de la mano. Pero sepultado bajo el foco televisivo y los jugadores más comerciales aparece otro panorama realmente interesante. Más puro, más 'underground'. Igualmente rico en matices e historias de superación, con clubes que fraguan una hoja de ruta menos mediática aunque igualmente digna de elogio. Nos hemos propuesto localizar ese tipo de andanzas, proyectos curiosos, récords inauditos, iniciativas pioneras. Así que nos damos una vuelta por el resto del planeta fútbol para rescatarlas o para conocer algunos de los proyectos más famosos desde otro punto de vista al cotidiano.
Porque no todos los buenos trabajos gozan de fama internacional. Especialmente aquellos que enfatizan la formación sobre el rendimiento. Como el del Futbola Skola Metta/Latvijas Universitate, más conocido por FS Metta/LU. Se trata de una escuela de fútbol de Letonia que en 2006 echó a andar. Un año después había hecho también las cosas que la universidad del país entró de lleno a ampararle. La oferta educativa y depotiva empezaron a ir de la mano. Metta es el acrónimo de los valores de la escuela, recogidos en su filosofía de “ver en el fútbol la fuerza y energía que es capaz de unir y promover la pasión y el amor de las personas por la sociedad circundante”. En 2011 ascendieron a la primera categoría letona y ahí siguen desde entonces. A día de hoy, el jugador del plantel más veterano, Krists Gulbis, posee 23 años. Con Lukass Vapne como benjamín (17), la media de edad (19,5) es la más joven de una liga de Primera División.
Ese factor de juventud y academicismo nos traslada a otros escenarios muy diversos. Cruzando el charco tenemos el curioso caso de Independiente del Valle, un club a las afueras de Quito que sin haber ganado aún la Liga Ecuatoriana sí tiene en su haber un título internacional, la Copa Sudamericana. Además, en 2016 cayó en la final de la Libertadores. Esa singularidad no es ni mucho menos la mayor. Hablamos de una entidad en cuyos estatutos se recoge que el 60% de los integrantes de su plantilla deben ser canteranos y han de disputar en la temporada el mismo porcentaje de minutos. La idea de planificación que se transmite a sus entrenadores es la de alinear a siete chicos de la base en cada partido. Por ello, el 30% del presupuesto anual se destina a su residencia, tutores legales, psicólogos, nutrición y personal diverso dedicado al bienestar de los jóvenes.
Que nueve miembros del plantel que ganó la Sudamericana fueran canteranos no fue casualidad, tampoco el apodo de Ajax de Sudamérica. Independiente del Valle es el club que más nutre a las categorías inferiores de la Selección Ecuatoriana y recibe peticiones de colaboración de diversas academias del mundo, como la Aspire de Qatar.
De vuelta a Europa, nos topamos con el mimo a la cantera llevada hasta el extremo del FC Nordsjaelland, puesto que el objetivo de la entidad es ganar títulos con un equipo 100% de la tierra. Todo cambió en 2015, cuando un grupo inversor asesorado por Tom Vernon, ex ojeador del United y líder de la academia ghanesa ‘Right to Dream’, adquirió la entidad. Literalmente, el club danés fue absorbido por la escuela y sus valores multiculturales. Sus iniciativas son más que pioneras: los jugadores del primer equipo apadrinan a los jóvenes, la herramienta de trabajo educativa LEGO está instaurada en el trabajo y la búsqueda de talentos tiene “la inteligencia del jugador” como principal criterio para adecuarlos a su denominado ‘Sistema de Acelerado de Aprendizaje’, que consiste en crear jugadores de 20-21 años con la inteligencia táctica y comprensión del juego de uno de 27. A ello ayuda Michael Essien.
En ese espíritu de creación de talentos, hay que irse hasta Guadalajara para dar con la plantilla autóctona con mayor valoración del mundo. Chivas está formado íntegramente por jugadores locales, los que ellos llaman puros mexicanos, a pesar de sus orígenes francobelgas, ya que fue fundado por el comerciante Edgar Everaert. El nivel de ELO que hay en su plantel (71) es el más alto dentro de las pocas entidad que aún hoy apuestan por un equipo completamente nativo. Y aunque viene a la mente el Athletic de Bilbao, el otro gran paradigma es el CD El Nacional, cuya política de contar solo con ecuatorianos intentaron burlar dos jugadores para unirse a su gran proyecto ganador, que se ha convertido en el tercero del país tras 13 ligas.
El propósito formativo fue el que llevó también a Gica Hagi, mito del fútbol rumano, a crear un club en 2009, el Viitorul Constanta. Algo de megalomanía se dejó sentir desde un principio. Tiró de su propia fortuna para comprar la plaza del ya extinto CS Ovidiu y proporcionar unas instalaciones de última generación para los chicos, y el modelo presidencialista siempre estuvo presente. Hizo las veces de dueño y de presidente, hasta que decidió delegar la gestión del club a otra leyenda del país, Gica Popescu, para que ejerciera de mandamás mientras él se quedaba con el rol de gerente. La última vuelta de tuerca llegó en la temporada 14-15, cuando no dudó en autonombrarse entrenador. Con todo, el equipo se consolidó en la élite rumana, en 2017 ganó su primer título liguero y el año siguiente amasó Copa y Supercopa. Desde entonces, es un asiduo en la Europa League.
La experiencia del Viitorul nos sirve para virar hacia modelos basados en el talonario. Como la entidad más joven del planeta y que más rápido ha llegado a la élite. Hablamos del Inter Miami que no dudó en apadrinar Beckham adquiriendo el 33% del accionariado y la responsabilidad deportiva. Nacido en 2018, el 1 de marzo de 2020 disputó su primer encuentro en la MLS. La expectativa no habla solo de que en dos años, cuando se pueda inaugurar el lujoso estadio Miami Freedom Park, tendrá una de las mejores plantillas, sino que cambiará la concepción del fútbol en Estados Unidos.
Una cuestión de dinero explica también el nacimiento del sudafricano Kaizer Chiefs, que hoy amasa 27 títulos en Sudáfrica entre ligas y copas. Surgió en 1970 en el distrito de Soweto, en Johannesburgo, donde el club de referencia era el célebre Orlando Pirates. En ese equipo jugaba Kaizer Motaung, quien lideró una rebelión con otros futbolistas por injusticias económicas dentro de la entidad y que desembocó en la fundación del nuevo club. Creció, sobrevivió al apartheid y hasta llegó a hacerse temporalmente con el lujoso Soccer City, donde Iniesta dio a España el primer mundial. La convivencia entre el Kaizer Chiefs y el Orlando Pirates (el que dicen que era el preferido de Mandela) confiere al derbi de Soweto una intensidad y una rivalidad que recuerda mucho a la que mantienen Betis y Sevilla.
No corrió la misma suerte el proyecto que se sacó de la manga el magnate Suleimán Kerímov, la octava fortuna de Rusia en 2006 y dentro de la lista Forbes de los cien más ricos del mundo. Nacido en Anzhi, apostó por el equipo de su ciudad, por entonces en la élite, inyectando 200 millones entre jugadores e infraestructuras. Roberto Carlos, Eto’o o Willian pusieron al Anzhi Makhachkala en el mapa, lo llevaron hasta octavos de final de la Europa League y lo convirtieron en el capricho del magnate. Hasta que se cansó, vendió a las estrellas para recuperar parte de lo invertido y dejarlo a la deriva. Hoy mora por la Tercera División Rusa y gracias, puesto que varias veces estuvo al borde de la desaparición.
Eibar y RB Leipzig, de sobras conocidos, encarnan el éxito empresarial en el fútbol. En el caso alemán, porque la conocida Red Bull encontró en la gestión balompédica la fórmula de la Coca-Cola, valga la ironía. Y es que ha convertido a su franquicia del Salzburgo en modelo de fichar barato, formar y luego vender caro; en Nueva York la manera de convertir un equipo de fútbol que genera más dinero que títulos y en Leipzig el éxito de ambas cuestiones: hace diez años el conjunto alemán campaba por Quinta División, meses atrás rozó la final de la Champions. Aunque es el club 'armero' el que año tras año recibe premios a la gestión deportiva. El club, que pertenece a una ciudad de 27.000 habitantes, ascendió por primera vez en 2014 y desde entonces ha mantenido tanto la categoría como la mesura. 75.000 euros invirtió en su primer año; el verano pasado llegó a vender a Joan Jordán por 14 millones.
Y todo ello sin campañas de marketing como la exitosa y rimbombante del Stevenage, en la Cuarta División inglesa: regalar hamburguesas en el FIFA. El resultado: sus camisetas se agotaron por primera vez en su historia y el equipo se convirtió en el más escogido por los usuarios en el modo carrera del videojuego.
Aunque para explotación de modelo original la del Midtjylland danés. En 2015 Matthew Benham, hombre de números y dueño del Brentford inglés, accedió al mando del club y apostó por una novedosa planificación deportiva: fichajes a partir del ‘Big Data’; el rendimiento medido en cifras para justificar las inversiones. Desde entonces han caído tres ligas, el verano pasado vendió por casi diez millones a Alexander Sorloth, que le había costado 20 veces menos, y días atrás conoció que Liverpool, Ajax y Atalanta serán sus rivales en la primera aparición de su historia en la Champions League.
En China, la fama facsimilar la lleva a gala el Guangzhou Evergrande. Desde hace una década el gran país asiático se propuso poner en órbita su fútbol a base de inversiones mastodónticas para luego crecer estructuralmente. En este tiempo, el equipo bajo el que opera el Everegrande Real State Group ha sabido occidentalizar su manera de entender la gestión en el campo y los despachos. El resultado: ganar ocho de las nueve últimas ligas para convertirse en el que más tiene de la historia, así como dos Champions asiáticas. Aunque Cannavaro y Paulinho capitalizan el interés, la plantilla es al 90% local pero con un concepto muy moderno del juego.
Relativamente cerca de allí encontramos el mismo intento, también exitoso, aunque más exponente de la perseverancia y la capacidad de mutación. Porque el Jeonbuk Hyundai Motors comenzó a ganar títulos en este siglo. Siete ligas, tres copas y dos Champions asiáticas dan lustre a su palmarés, aunque para ello ha tenido que mudar la piel en varias ocasiones desde que nació a finales de 1994 como Chonbuk Dinos. En el 97 pasó a ser el Chonbuk Hyundai Dinos, y en 2000, el Chonbuk Hyundai Motors. Desde 2005 tiene la actual denominación, que va en función de los designios y caprichos de Hyundai Motors, tan potente que llegó a estar en el ojo del huracán acusada de amañar partidos.
Más romántico es el caso del F95 Dudelange, fiel exponente del balompié de Luxemburgo. Desde hace dos temporadas va poniendo el país en el mapa continental merced a pequeños pasos: la primera clasificación para competición europea, el primer punto, la primera victoria. Inspiración para que las federaciones más desconocidas sueñen con crecer.
Y aunque también de un país pequeño, la historia del Sheriff Tiraspol no tiene parangón. Hablamos de un club fundado por un ex agente de la KGB en Transnistria, un territorio autónomo sin reconocimiento internacional de soberanía que se ubica entre el río Dniéster y la frontera de Moldavia con Ucrania. Por ello compite en la Liga Moldava, donde ha ganado 18 de las 20 ligas de este siglo. Es un club tan demoledor en el campo como oscuro en los despachos. Todo por estar bajo el paraguas de la Sheriff Ltd., empresa que sustenta al territorio, defiende valores de la extinta URSS y asociada a turbios negocios, blanqueo de capitales y hasta la mafia.
Desde lugares poco habituales del fútbol llegan más historias dignas de conocimiento. Cada vez se hacen estadios más grandes y funcionales. Más allá de los que a todos nos vienen a la mente, ahí queda el Rungrado Primero de Mayo, el que tiene mayor capacidad del mundo, con espacio para 114.000 espectadores y sede exclusiva de los partidos de la selección de Corea del Norte. Sin embargo, nos detenemos en dos recintos de singularidad extrema: el Estadio Ottmar Hitzfeld, en Suiza, y el Kvarlis Tsentraluri Stadioni, en Georgia. El primero de ellos, a pese de llevar el nombre de un entrenador que ha sido dos veces campeón de la Champions, es tan modesto que ni siquiera posee las medidas reglamentarias. Pertenece al FC Gspon, el equipo aficionado de una aldea con apenas medio centenar de personas incrustada en los Alpes. Por ello, el recinto se encuentra a dos mil metros de altitud y lo convierte en el más elevado de Europa. Tanto, que para llegar a él hay que hacerlo vía teleférico. La mayor preocupación del club es la cantidad de balones que se pierden en el abismo; los futbolistas desean jugar allí por el incomparable marco de fondo.
Aunque emplearse en el estadio del FC Duruji Kvareli, que milita en la quinta categoría de Georgia, igualmente resulta una experiencia inolvidable. Y es que el césped del Kvarlis Tsentraluri Stadioni se sembró entre las murallas de un castillo medieval del siglo XVII. Insólito.
Lo original define de igual modo otra idea modesta, la del FK Adrija, un club de condición japomontenegrina. Su sede está en el país europeo, pero su alma es asiática porque su fundador, el ex futbolista Pedja Stevocic, jugó y entrenó en el Imperio del sol naciente durante varios años. Se enamoró de esa cultura y la trasladó a club y organigrama para dejarnos una de las iniciativas más curiosas del mundo. La fusión define también al Shakhtar Donetsk, aunque a escala profesional. Aunque en este siglo su política pasa por importar brasileños, disfrutarlos y amortizarlos con grandes ventas, cada temporada sus jugadores son los que más aportan a la Selección Ucraniana.
Ello nos lleva a otros clubes que se van abriendo paso. Como el Hienghène Sport, club semiprofesional de Nueva Caledonia que en 2019 rompió la histórica hegemonía de los clubes oceánicos triunfando en su Champions continental. O el neozelandés Auckland City, el que más veces se ha clasificado para el Mundial de Clubes. El Deportivo Saprissa se separa de la fama de la CONCACAF, la federación con la peor media de selecciones en todo el mundo, gracias a sus 35 ligas y su Copa de Campeones. Es el mejor peor. Y el Sheffield FC, a pesar de morar por la octava categoría del fútbol británico, sigue vivo y llevando a gala que está reconocido como el equipo más antiguo del mundo: nació en 1857.
Si hay que hablar de historia y títulos, a continuación traemos una buena remesa de ejemplos. Nadie necesita una vitrina más grande que la de Nacional, insuperable en Uruguay y en todo el globo gracias a sus 159 conquistas reconocidas. Eso sí, si hablamos de ligas, a la cabeza se encuentran tanto el Linfield como el Rangers FC, ambos con 54. Y aunque todos hablan de que el Bayern puede unirse al club del 'sextete' con Barcelona e Inter, en un par de ocasiones los irlandeses del norte llegaron a conquistar siete títulos la misma temporada. Los escoceses, por su parte, renacieron de las cenizas del Glasgow Rangers en cuarta categoría y ya se han rearmado dispuestos a dar guerra en el 'Old Firm', el derbi más antiguo y especial del mundo.
El Al-Ahly egipcio es el más laureado de todo el Siglo XXI, con 41 títulos, y nadie como el Ludogorest se ha acostumbrado más rápido a ganarlos: en 2011 subieron a la Primera División de Bulgaria y desde entonces siempre ganan la competición liguera. Además, con una envidiable gestión financiero-deportiva. El Young Boys comporta el ejemplo de club que más brutalmente rompió una hegemonía. Tras ocho liga seguidas del Basilea, en 2018 se hizo con el título con cinco jornadas de antelación. Y ya nadie le ha bajado del trono. El pasado curso, además, hicieron doblete.
Y es que hay que ir acostumbrándose a dibujar un nuevo mapa mundial gracias a la savia nueva y fórmulas originales que aportan clubes como el Atalanta, que en cuestión de dos años ha pasado de promediar dos goles por encuentro a cuatro merced a un modelo ejemplar con Gian Piero Gasperini, o el FK Bodo/Glimt, revelación europea de esta temporada con un fútbol atractivo y muy goleador (3,53 tantos de promedio).
Quizá ello pueda servir de inspiración al peor club del año pasado, el Al Quwwat Al Falistinia, que perdió todos sus encuentros la temporada en Palestina. Pero para contrastes en la 19-20 el de la Liga de Gibraltar, donde coincidieron el conjunto con mejor media anotadora, el Europa FC (5 por partido), y el que más encajó (5,5), el College 1975. Hablamos de una competición menor necesitada de experiencia. Podrían emular modelos de veteranía como el del Yokohama FC japonés, donde tira del carro un jugador con 53 años, Kazu Miura, y hay superpoblación de veteranos, o el proyecto treintañero del Youssoufia Berrechid de la Liga Botola Pro de Marruecos, donde hallamos la plantilla con mayor edad media (30,24).
Pero si hay que hablar de ejemplaridad, la del Olympiacos, tirano del fútbol griego, cuenta con el lacre de la FIFA, que a través de una carta lo reconoció como el club más meritorio después de que fuera capaz de enlazar cinco ocasiones en las que venció la liga doméstica cinco o más veces consecutivas.