Histórico Sevilla, que sufrió y acabó pasando por encima de un Shakhtar peleón, pero incapaz de sobrevivir al talento goleador de un Gameiro devastador.
El francés volvió a marcar dos tantos en este partido de vuelta y permitió al Sevilla alcanzar su tercera final de Europa League consecutiva.
El Sevilla, empujado por un ambiente espectacular en Nervión, golpeó primero gracias al francés, que aprovechó un error garrafal de la defensa para plantarse ante Pyatov y acercar la final de Basilea.
Tras el tanto, el Sevilla sesteó y el Shakhtar fue asumiendo el golpe para poder reencontrarse con su juego. Y reencontrarse con su juego era dar con la forma de que Marlos tuviera protagonismo en el partido.
Como en la ida, el brasileño se echó al equipo ucraniano a su espalda y tras trazar una maravillosa diagonal a campo abierto, metió un balón interior prodigioso para que Eduardo empatara el encuentro antes del descanso.
Nervión dudaba y el descanso vino de perlas. Emery reactivó a los suyos y Gameiro volvió a clamar a gritos su presencia en la Eurocopa tras aprovechar un pase de Krychowiak que bien habría firmado Banega.
El 2-1 dio tranquilidad. La suficiente para que minutos después Mariano se arriesgara a inventarse un tanto que bien recordó al de Puerta ante el Schalke. Comba de fuera hacia dentro para evitar a Pyatov y perforar la porteria de un Shakhtar que hincaba la rodilla.
El orgullo le hizo apretar, pero el Sevilla ya había superado su momento más delicado de la eliminatoria. Contemporizó con la experiencia de cinco finales a sus espaldas. Se rozó el cuarto, pero el trabajo estaba hecho.
Tocaba disfrutar al son de El Arrebato. Nervión vibraba con los suyos, cuyo idilio con la Europa League no parece tener fin. El Sevilla estará en Basilea para seguir haciendo historia. Con Gameiro, todo era mucho más fácil.