Hay situaciones en las que sólo cabe levantarse y aplaudir. Echando un vistazo a la clasificación en la Serie A, con el título decidido, basta simplemente con asomarse a la lucha por las posiciones europeas para percatarse de un intruso entre tanto nombre bien reconocido. Otra vez el Atalanta.
Pero es mejor retroceder un poco en el tiempo para ver las cosas con perspectiva. En pleno auge mediático por su labor en los banquillos, Gian Piero Gasperini llegó al Inter de Milán como relevo de Leonardo en su primera gran oportunidad como entrenador de un club importante.
Había pasado previamente por las categorías inferiores de Juventus, y dio el salto al fútbol profesional en Crotone y Genoa, donde fue reconocido por desarrollar un fútbol que suscitó alabanzas a lo largo y ancho de Italia.
No obstante, su experiencia en la capital lombarda fue corta, fruto de la escasa paciencia de una entidad que vio como el equipo perdió cuatro de sus primeros cinco partidos al frente del club. Una circunstancia que anticipó su cese.
De nuevo en el mercado, 'Gasperson', como fue bautizado por el presidente del Genoa, volvió de nuevo a la ciudad costera del centro de la 'Bota' previo paso por el Palermo, hasta que en el año 2016 decidió probar suerte en Bérgamo.
Vale con mirar el currículum en sus últimas temporadas en el Atalanta: cuarto en la primera -con clasificación a Europa League incluida- y séptimo en la segunda, alejando del imaginario lo que parecía un segundo curso de acomodo tras haber tocado techo.
Pero, vistos los acontecimientos en la temporada 2018-19, esto último no es del todo así. Además de ser el único conjunto capaz de noquear a la Juventus en el momento de mayor fiereza 'bianconera', un gol del 'Papu' Gómez en el minuto 69' de las semifinales de Coppa ante la Fiorentina, acabó -a la postre- por certificar el pase de 'La Dea' a la final del torneo doméstico midiéndose a la Lazio.
Pero el éxito de la temporada no acaba ahí. Los de Gasperini marchan quintos, a dos puntos de la Roma, que tiene un partido más y ocupa la última posición que da acceso a la Liga de Campeones. Por lo que, de ganar su compromiso frente al Udinese, se meterían de lleno en la lucha por la Champions a cuatro jornadas para que cierre el telón.
Una motivación contagiosa por la que batirse hasta el final gracias a una gestión que atrae menos focos de los que debería. Por último, cabe destacar la paciencia que tuvo la directiva del Atalanta y que no tuvieron otros: Gasperini perdió en su llegada al club cuatro de los cinco primeros partidos.