Girondins de Burdeos y Olympique de Lyon se enfrentaron este viernes en la tercera jornada de la Ligue 1. Ambos conjuntos afrontaron el encuentro imbatidos, con más dudas que certezas, y abandondaron el Matmut-Atlantique en la misma situación. Con solo un punto más en el casillero.
Ni siquiera Memphis Depay brilló bajo el foco del Barcelona. El delantero neerlandés es uno de los candidatos a reforzar el ataque de la plantilla azulgrana, pero solo intervino en tres ocasiones y el resultado siempre fue el mismo: agua.
El combinado dirigido por Jean-Louis Gasset, a pesar de contar con el empuje -breve, pero empuje- de sus aficionados, tampoco estuvo a la altura de las necesidades del encuentro. Reclamó dos penaltis y se despidió de su hinchada sin disfrutar de ni una sola ocasión de gol.
Solo Houssem Aouar, que saltó al terreno de juego en la segunda mitad, parecía saber de qué iba el choque. Desequilibró a su antojo -fruto también de la aparición del cansancio en los rivales- en la zona de tres cuartos y tuvo en su poder el tanto de la victoria.
A falta de diez minutos para la conclusión del encuentro, el prometedor futbolista del Olympique de Lyon realizó un magnífico uno-dos para quebrar a su par y probó fortuna con un disparo cruzado desde el interior del área. Solo la madera pudo evitar su gol.
Léo Dubois olió la sangre por el costado diestro y lo intentó en varias ocasiones, pero sus centros al área no encontraron rematador. Misma situación en el conjunto local con un Youssouf Sabaly que, desde el lateral derecho, se encontró solo en las acciones de ataque.
Ni Benoit Costil ni Anthony Lopes tuvieron trabajo, ni Rudi García ni Jean-Lous Gasset parecieron acertar con sus planteamientos. Ambos conjuntos siguen invictos tras la tercera jornada, aunque parece que la no pérdida de puntos, después de completar un encuentro de esta manera, queda relegada a un segundo plano.