No estaba participando. No había tirado, ni a puerta ni entre los tres palos. No estaba. Y su ausencia no dolía tanto porque minutos antes Diego Costa había anotado el 0-1. Pero los 'cracks' no necesitan más que una visita de las musas para dejar su impronta.
En Málaga apareció a los 40 segundos en un partido que ya no tuvo más goles. Contra el Sevilla se asomó por primera vez con un eslalon mágico: condujo con la zurda, pese a que estaba rodeado de centrales y, cuando sólo tenía opción de disparo con la derecha y parecía que perdía sus opciones, acarició el cuero para ponerlo en la escuadra.
El francés se marchó hasta el banderín de córner, donde improvisó un concierto junto a Filipe Luis; agarró el mástil de la banderola y simuló que cantaba. La música la había producido con semejante golazo.
Wow #Griezmann’s goal! Top 5 this weekend?! #SevillaAtleti pic.twitter.com/uQLVOWkwvR
— Diego Montalvan (@DMontalvan) 25 de febrero de 2018