Una estrella que llegue al Barcelona tiene una exigencia altísima. Si a ello se añade que Messi eclipsa todo, el reto es doblemente curvo. Que se lo digan si no a Neymar, que lo tenía todo en el Camp Nou pero se marchó a París a intentar quitarse la sombra del argentino. Antoine Griezmann, por ahora, parece llevarlo bien.
Porque en lo que va de temporada está consiguiendo cosas importantes, por más que sus sensaciones en el campo o los números no sean grandilocuentes. No deja regates descomunales, en muchos choques pareció a la deriva. Pero los metadatos de ProFootballDB hablan bien de él. De hecho, está consiguiendo méritos habituales en Leo Messi.
Quizá el más sonoro lo consiguió ante el Ibiza el pasado miércoles. Más allá de que el rival no era para tirar cohetes (aunque en el campo demostró competirle más que de tú a tú a los azulgranas), él se echó al equipo encima para liderar la remontada.
Dos manos a mano suyos acabaron en gol. Cuando más perdido estaba su equipo y cuando todo olía a prórroga, apareció su zurda para maquillar parte del ridículo hecho por su equipo. El galo lideró y culminó la remontada. Fue el primer partido de la temporada que el Barça habría perdido quitando sus goles. Algo muy propio de Messi.
De paso, sirvió para consumar algo que el rosarino ni nadie en la plantilla ha podido hacer en este curso: marcar en las cuatro competiciones disputadas. Suma los dos de Copa, uno al Atlético en las semifinales de la Supercopa, siete en Liga y uno en Champions.
Hay un tercer apartado, el más importante de todos, que justifica el buen hacer del ex del Atlético hasta la fecha: siete de sus diez tantos han permitido, en el momento de su consecución, poner al Barcelona por delante en el encuentro.
Además, otros tres suponían la igualada temporal (el 1-1 ante el Betis, la Real Sociedad y el Ibiza), Es decir, solo uno, ante el Borussia en la Champions, fue estéril (el 3-0).
Hace tiempo que se está especializando en ser, incluso con Messi sobre el campo, en el abrelatas del Barça. Y lo cierto es que los números le jalonan mucho más y lo apartan de esa sensación de que no es un tipo decisivo esta temporada.