Se jugaba el Almería quedarse con el liderato de la categoría y no lo consiguió. El Elche le aguó la fiesta y una de las claves estuvo en que jugaran los locales con uno menos sobre el terreno de juego desde antes del descanso. Guti, cuando esta acción ocurrió, se mostró muy sorprendido.
En cuanto vio que el colegiado desenfundaba la cartulina roja, se llevó las manos a la cabeza y se acercó al cuarto árbitro. Se le pudo leer en los labios cómo decía "hombre, por favor" en señal de protesta. Por mucho que se quejara, la decisión no se echó atrás y su delantero tuvo que marcharse.
Este no hizo aspavientos como su entrenador. Se limitó a irse del campo con la cara desencajada: era consciente de que acababa de condenar a los suyos a una posible derrota. La pena se acabó cumpliendo, pues los franjiverdes se impusieron por 0-2 y devolvieron al Cádiz al primer puesto.
Ya acumula el entrenador rojiblanco más experiencia al mando de uno de los cuadros punteros de Segunda y sabe lo que es la impotencia de no poder hacer nada ante las decisiones arbitrales adversas. Eso sí, también aprendió que, por mucho que uno proteste, no suele servir.