Ansiosos de 'soccer', cientos de aficionados americanos de Arsenal y Fiorentina poblaron las gradas del Bank of America, pero a excepción de unos detalles aislados de 'european football', lo más destacado del choque fue la presencia de Megan Rapinoe en las gradas.
Tanto Emery como Montella sorprendieron a los aficionados con un planteamiento pobre y exento de inicio de nombres propios, quienes tuvieron que aguantar hasta la segunda mitad para dejar su impronta en Charlotte.
Pero no se alarmen, tampoco se esmeraron. A excepción de Alexandre Lacazette, eso sí, que cambio el guion del encuentro con su entrada a la vuelta del descanso.
Ya en la primera mitad, desde bien temprano, ambos conjuntos dieron muestras de sus virtudes, escasas a estas alturas de pretemporada, y de sus muchas debilidades.
En el equipo 'viola' no hay quien atine entre los tres palos. Ni Vlahovic ni Saponara, pero tampoco Benassi. La Fiorentina fue mucho mejor que el cuadro 'gunner' en la primera mitad, si bien su falta sonrrojante de efectividad se antojó como la principal tarea a completar en estas semanas previas a la competición.
Los londinenses se salvaron gracias a Nketiah y a Martínez, que ahuyentó todos los balones con los que se encontró en los primeros 45 minutos. El '30', apuesta de Emery en estos meses de verano, cumplió con creces y sumó un doblete para contar a sus amigos.
El segundo, en el 66', fue el primero de los dos que regaló Lacazette, líder espirtitual del equipo ante la ausencia de Aubameyang. Con su fútbol ramplón, pero preciso y lleno de detalles técnicos y movimientos sin balón, desarboló la dinámica 'viola'.
El propio Nketiah y Willock, autor del tercero, celebraron la llegada del galo al partido, un futbolista que se antoja de nuevo esencial en el nuevo proyecto de Emery, que seguramente tendrá más presión tras una primera campaña de 'adaptación'.