Hay motivos. Dentro de esa filosofía capaz de mover montañas había razones para creer que todavía puede haber un asiento reservado para el Atlético en octavos. Simeone lo puso todo sobre el campo: desde los pitos a Griezmann hasta la veteranía de Torres, pero era una cita para estar unidos y, al final, triunfaron los aplausos, el éxtasis y una fe inagotable. La primera noche mágica bajo el cielo del Metropolitano ha llegado. La fuerza del Paseo de Los Melancólicos se tralada hasta la avenida Luis Aragones.
La Roma peleó en los primeros minutos como ese guerrero sin heridas que lleva poco tiempo en el Coliseo. Perotti mareaba a Thomas mientras que Nainggolan, Dzeko y Gerson buscaban algo a lo que agarrarse, pero el Atlético ya estaba metido de lleno de la pelea. Torres, en modo 'killer', fue uno de los mejores de la noche hasta que Griezmann apareció. Y vaya si lo hizo.
Koke y el 'Niño' no llegaron a rematar un balón que decidió pasearse para llevarse la felicidad del Atlético y dejarle con una sombra que se coló en el túnel de vestuarios con el pitido final de la primera parte y un único disparo entre los tres palos. Los dementores merodeaban por el Metropolitano. Había más negro que rojiblanco.
Griezmann no ha dicho la última palabra
Simeone sacó todo el arsenal y jugó hasta con cuatro delanteros en la segunda parte. Había que luchar para evitar morir en la orilla. Carrasco quiso hacer la guerra por su cuenta, mientras que Griezmann despejaba balones en el área rojiblanca y Torres se convertía en el comandante en cada contra. A punto estuvo la Roma de noquear al Atleti con un disparo de Nainggolan que se estrelló en uno de los tres huesos de la portería de Oblak. No había tiempo para la relajación.
Torres estaba desatado y tras un disparo que se perdió por la cepa del poste llegó la resurección de Griezmann. Correa levantó el balón y con la ilusión de cada rojiblanco, el francés dibujó una chilena impecable. Los dos goles que el Atlético lleva en Champions son suyos y eso nadie se lo va a quitar. Celebró como nunca sabienda que era su noche, la que todos esperaban.
La Roma se quedó con uno menos con la expulsión de Bruno Peres y a sentenciar se fueron los del 'Cholo'. Aquella famosa 'Doble G' brilló en el momento indicado. Griezmann le puso un pase a su compatriota y Gameiro no falló después de regatear a Alisson.
Con el pitido final, el Atlético ya piensa en que necesita una victoria en Stamford Bridge y un pinchazo de la Roma, pero cuando lo daban por muerto en el fondo había motivos para creer.